11-10-2015 DOMINGO XXVIII TIEMPO ORDINARIO (B)
En el evangelio de hoy se articula todo él
en torno a una sola palabra de Jesús: “SÍGUEME”.
Se nos narra por parte de Marcos el encuentro de Jesús con el joven rico y con
el mandato que Jesús le da: “SÍGUEME”.
Cuando el joven rico rechaza esta palabra de Jesús, éste dice: “‘¡Qué difícil les va a ser a los ricos
entrar en el reino de Dios!’ Los discípulos se extrañaron de estas palabras. Jesús
añadió: ‘Hijos, ¡qué difícil les es entrar en el reino de Dios a los que ponen
su confianza en el dinero!’” El joven rico tuvo la FELICIDAD ETERNA en su
mano y la despreció por una felicidad y una seguridad pasajera. El joven rico
tuvo la SABIDURÍA VERDADERA en su mano y la despreció por unas monedas de oro,
que pueden ser robadas y/o que hay dejar aquí al morir. El joven rico tuvo a
Dios enfrente y a su lado y lo despreció por poner su confianza en el dinero.
El evangelio de hoy nos presenta al joven rico
como el modelo de persona que pudo haber sido de Dios y para Dios, y
desperdició su oportunidad, y despreció a Jesús, ya que, cuando tuvo que elegir
entre Jesús y el dinero, eligió a éste último.
Pues bien, en el día de hoy quiero hablaros
de una persona que sí siguió (y sigue) el mandato de Jesús (“SÍGUEME”) en su vida. También se trata
de una persona joven, muy joven. Concretamente quiero hablaros de una niña
cristiana iraquí. La conocí a través de Internet. Os recomiendo ver el vídeo[1] de la
entrevista que le hacen en un campo para refugiados. No tienen ningún
desperdicio sus respuestas a las preguntas del periodista. La niña se llama
Myriam. Myriam tiene 10 años y es de Qaraqosh. Se trata de una ciudad iraquí.
Era la ciudad cristiana más grande de todo Irak (50.000 habitantes). Fue
conquistada por los musulmanes del Estado Islámico en agosto de 2014 y los
cristianos huyeron en masa para evitar ser ajusticiados y sus mujeres tomadas
como esclavas sexuales de los soldados del IS (Estado Islámico).
A continuación
os pongo algunas fotografías de lo que hizo el IS en Qaraqosh y las
consecuencias:
Myriam llevaba ya 4
meses en el campo de refugiados cuando le hicieron la entrevista. Lo que más
extraña Myriam en el campo de refugiados es que no tiene una casa para jugar
como sí tenía en Qaraqosh, “pero gracias
a Dios, Dios se preocupa de nosotros”. El periodista extrañado le pregunta
que qué quiere decir eso de que Dios se preocupa de ellos, y Myriam contesta
con toda naturalidad y sencillez: “Que Dios
nos ama y no permitió que el IS nos matara”.
El periodista le
pregunta: “¿Tú sabes cuánto te ama Dios,
verdad?”
“Sí,
Dios nos ama a todos. No sólo a mí. Dios ama a todos”, contesta Myriam.
Entonces el periodista le pregunta: “¿Tú crees que Dios ama también a aquellos
que te han hecho mal?”
“Él
los ama, pero no ama a Satanás”, dice Myriam.
Vuelve a preguntar el
periodista: “¿Qué sientes hacia aquellos
que te obligaron a dejar tu casa y te han causado tantas dificultades?”
Dice Myriam: “No quiero hacerles nada. Sólo le pido a
Dios que los perdone”.
Replica el periodista:
“¿También tú puedes perdonarles?”
“Sí”, dice Myriam.
El periodista vuelve a
la carga: “Pero es muy difícil perdonar a
quien me ha hecho sufrir, Myriam, ¿o es fácil?”
“Yo
no quiero matarlos. ¿Por qué matarlos? Sólo estoy triste porque nos han
expulsado de nuestras casas. ¿Por qué lo hicieron?”, contesta Myriam.
“¿Te
gustaba tu escuela de Qaraqosh, verdad?”, pregunta el periodista.
“Sí,
era la primera de la clase”, dice Myriam con naturalidad (no presumiendo de ello,
sino constatando un hecho).
“¿Tenías
amigos allí?”
“Sí”.
“¿Están
aquí contigo o no hay ninguno?”
“Los
hay, pero no sé dónde están”.
“Quizás
alguno está viendo ahora la televisión. ¿Qué te gustaría decirles?”
“Tenía
una amiga antes de venir aquí. Se llama Sandra. Estábamos juntas todo el día en
la escuela. Aunque no viviéramos cerca (la una de la otra), nos queríamos mucho. Si una de nosotras le
hacía daño a la otra, nos perdonábamos. A veces jugando nos hacíamos daño. Pero
siempre nos perdonábamos. Nos queríamos mucho. Ahora me gustaría sólo volverla
a ver”.
“¿No
sabes dónde está, cierto?”
“No,
no sé dónde está”.
“Si
Sandra nos estuviera viendo, estoy seguro que pensaría en ti, y estoy seguro
que te quiero mucho”.
“Me
quiere muchísimo y yo la quiero muchísimo a ella. Espero poder volver a verla
algún día. Espero regresar a casa y que también ella regrese a casa, y así
podremos volver a vernos”.
“Espero
que regreses a una casa aún más bonita que tu primera casa”.
“Si
Dios quiere. No aquello que queremos nosotros, sino aquello que quiere Dios,
porque Él sabe”.
“¿No
estás triste alguna vez? ¿No te parece que Jesús te haya olvidado?”
“No,
algunas veces lloro porque hemos dejado nuestra casa y Qaraqosh, pero no estoy
enojada con Dios porque hemos dejado Qaraqosh. Le doy las gracias porque se
ocupa de nosotros. Aunque aquí estemos sufriendo, Él nos da aquello que
necesitamos”.
“Tú
me has enseñado muchas cosas, sí”, le dice el periodista.
Y Myriam le contesta: “Tú has compartido lo que yo siento. Yo
quisiera que las personas supieran cómo me siento, cómo se sienten los niños
aquí”.
“¿Sabes
que Jesús no te abandona nunca?”
“Él
no me olvida nunca. Si crees de verdad, Él no te abandona nunca”.
“¿Te
acuerdas de alguna canción que te guste cantar cuando tú estás sola o para
hablar con Jesús?”
el periodista le pide que le cante una canción.
Así lo hace Myriam y
la letra de la canción dice así: “¡Qué
alegría el día en que he creído en Cristo! Mi alegría era completa al alba y mi
voz cantaba de gratitud. Mi amor por mi
glorioso Salvador crecerá día tras día. Una vida nueva, un día feliz cuando me
reuniré con mi Amado. Por amor ha venido. ¡Oh, qué maravilloso amor! Me ha
hecho justicia en nombre de una alianza santa. Mi amor por mi glorioso Salvador crecerá día tras día. Una vida nueva,
un día feliz cuando me reuniré con mi Amado”.
Sí, en esta niña de 10
años (ahora de 11 años) se está cumpliendo lo que nos dice la primera lectura:
ella tiene la sabiduría de Dios. Y también está cumpliendo el mandato de Jesús,
de seguirlo en su situación concreta de sufrimiento e incertidumbre.
¡Que Dios la bendiga por todo el bien que nos hace con su ejemplo y
testimonio!
[1]
https://www.youtube.com/watch?v=CeTytfj9UG8
Buenos días .... Qué maravilla esta niña ..que fortaleza ..cuanto amor vive en ella ... Me ha dejado sin palabras .... Gracias Andrés por compartirlo cuánto tenemos que aprender !
ResponderEliminarCuánto tenemos que aprender de ésta niña "cuánta fe tiene " como la sostiene en los momentos tan dificiles .Ojalá la pueda transmitir a todos los que se encuentran en esa misma situación .Gracias padre Andres .Que DIOS nos bendiga a todos .
ResponderEliminar¡¡Cuántas cosas has observado Andrés, en las fotos publicadas!! Dices que no tienes tanta Fe como Myriam...no estoy de acuerdo. El que es capaz de ver estas situaciones con los ojos de Dios, como tu lo has hecho, tiene una gran fe y yo doy gracias a Dios por ello y le pido que te siga bendiciendo.
ResponderEliminarDía feliz para todos en la Fiesta del Pilar.
Que gran leccion!.ojala todos pudieramos ser como Myrian
ResponderEliminarEstoy de acuerdo con la personsa que dice que su fe es,al menos,como la de esa nina, y si no no hay mas que dar uns vuelta por las parroquias que tiene a su cargo y ver los resultados de su constsnte trabajo,que es ejemplo para todos nosotros,no tiene vd,nada para si,que el Espiritu Santo siga guiandole para que sepa conducir el rebano que le ha sido asignado con yanta dedicacion y carino y a pesar del cansancio que pueda sentir a veces,ni una queja,ni una mala cara,al reves,,,,que Dios le bendiga
ResponderEliminarMadre mía,¡Que lección nos da Mirian¡.Que fácil es ser cristiano en España, y no lo somos al ciento por ciento, Dios mio¡¡ Que niña¡,Nunca le pagaremos el ejemplo de FE, que nos da, y no sólo Fe, sino tambien caridad y comprensión para sus enemigo,Llenos de fanatismo, rencor y no se sabe que.
ResponderEliminarDános Señor, la mitad, siquiera de la Fe de la NIña,....¡Gracias Mi niña¡, eres todo un ejemplo par estos cristiano tibios de Occidente, que no vemos mas allá de nuestra nariz. Que el Señor vele por ti y tu familia y, ¡Ojsalá encuentres a tu amiga.
¿Que puedo decir yo, a todo esto?,poco,a mí cuando me lo mandó una amiga las lágrimas me caían,y me caen.Cuanto sufrimiento,cuanto dolor,y su gran fe le da alegría y esperanza,y su corazón el perdón.Está llena de Dios,y Dios quiera que encuentre a su amiga,para jugar y compartir sus juegos y sueños.Siento admiración y cariño por sus padres,que le enseñaron a conocer a Dios.¿Quién soy yo ante esta niña respecto a la religión?ME GUSTARÍA CONOCERLA Y ABRAZARLA,y mutuamente darnos cariño.Que Dios nos enseñe a valorar lo que tenemos,que es mucho respecto a otras personas.Un abrazo.
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