1-12-2019 DOMINGO I DE
ADVIENTO (A)
Civilmente,
el año comienza el 1 de enero. Sin embargo, los cristianos comenzamos hoy el
año litúrgico en la Iglesia. Es el año A y leeremos los domingos mayormente el
evangelio de S. Mateo. El año litúrgico lo comenzamos con el tiempo de Adviento
en el que preparamos la definitiva venida de Jesucristo. No es este tiempo
simplemente para celebrar que Jesús haya venido hace más de 2000 años, como si
fuera un cumpleaños, sino que el tiempo de Adviento tiene como finalidad
preparar la definitiva llegada de Jesús, Mesías y Salvador. Las lecturas y los cantos nos recordarán esto:
¡VEN, SEÑOR JESUS! En vuestras oraciones de cada día debéis (debemos) decir
esto: ¡VEN, SEÑOR JESUS!
-
Como veis tenemos aquí la Corona de Adviento, que indica el primer
anuncio de Navidad. Pero, ¿cuál es el significado de esta Corona de Adviento?
La
corona de Adviento tiene su origen en una tradición pagana europea que
consistía en prender velas durante el invierno para representar al fuego del
dios sol. Se pedía que regresara el sol con su luz y calor durante el invierno.
Los primeros misioneros cristianos aprovecharon esta tradición para evangelizar
a las personas. Partían de sus costumbres… para enseñarles la fe católica. También
ahora los
cristianos, para prepararnos a la Natividad del Señor, aprovechamos esta corona
de Adviento como medio para esperar a Cristo y rogarle infunda en nuestras
almas su luz. La corona está formada por una gran
variedad de símbolos:
La
forma circular. El círculo no tiene principio ni fin. 1)
Es señal del amor de Dios que es eterno, sin principio y sin fin, y también de
nuestro amor a Dios y al prójimo que nunca debe de terminar. 2) Nos ayuda igualmente
a pensar en los miles de años de espera desde Adán hasta Cristo y en la segunda
y definitiva venida. 3) Nos conciencia que de Dios venimos y a Él vamos a
regresar.
Las
ramas verdes.
Las
ramas verdes de pino o abeto representan que Cristo está vivo entre nosotros.
Además, su color verde nos recuerda la vida de gracia, el crecimiento
espiritual y la esperanza que debemos cultivar durante el Adviento. Asimismo, verde
es el color de esperanza y vida, y Dios quiere que esperemos su gracia, el
perdón de los pecados y la gloria eterna al final de nuestras vidas. El anhelo
más importante en nuestras vidas debe ser llegar a una unión más estrecha con
Dios, nuestro Padre.
Las
cuatro velas.
Nos hace pensar en la oscuridad provocada por el
pecado que ciega al hombre y lo aleja de Dios. Después de la primera caída del
hombre, Dios fue dando poco a poco una esperanza de salvación que iluminó todo
el universo, como las velas la corona. El hecho de irlas prendiendo poco
a poco nos recuerda cómo, conforme se acerca la luz, las tinieblas se van
disipando; y de la misma forma, conforme se acerca la llegada de Jesucristo,
que es luz para nuestra vida, se debe ir esfumando el reinado del pecado sobre
la tierra.
Son
cuatro velas las que se ponen en la corona y se prenden de una en una, durante
los cuatro domingos de Adviento al hacer la oración en familia. Las cuatro velas
suelen ser de los colores que se describen a continuación:
Morada: Representa el
espíritu de la vigilia. Verde:
Representa la esperanza. Roja:
Representa la alegría por el anuncio del nacimiento de Jesús. Amarilla o blanca: Es el color de
la presencia luminosa de Dios.
Los
adornos.
Las manzanas rojas que adornan la corona representan
los frutos del jardín del Edén con Adán y Eva que trajeron el pecado al mundo,
pero recibieron también la promesa del Salvador Universal.
El lazo rojo
representa nuestro amor a Dios y el amor de Dios que nos envuelve.
-
En la segunda lectura nos dice S. Pablo: “Dejemos
las actividades de las tinieblas y pertrechémonos con las armas de la luz.
Conduzcámonos como en pleno día, con dignidad. Nada de comilonas ni
borracheras, nada de lujuria ni desenfreno, nada de riñas ni pendencias.
Vestíos del Señor Jesucristo.” Sí, es necesario que sembremos espíritu para
cosechar Espíritu, y que no sembremos “carne” para no recoger después solo
“carne”. Por ello, os propongo que
hagáis un plan para este Adviento. Así lo estoy proponiendo en las
penitencias que impongo estos días a las personas que se confiesan conmigo. Os
doy algunas ideas que puedan ayudaros:
*
En el ámbito espiritual sería bueno
que 1) nos pudiéramos plantear el acudir más frecuentemente a la Eucaristía
entre semana; 2) podemos meditar en la oración sobre las lecturas de la Biblia
que se nos proponen en cada Misa; 3) podemos realizar una confesión en medio
del tiempo de Adviento; 4) podemos frecuentar más el Sagrario como medio de
cercanía a nuestro Amado Jesús.
*
En el ámbito humano y familiar y de
trabajo podemos luchar contra un defecto que se nos resiste o por
fortalecer una virtud que el Señor nos pide con más ahínco. Por ejemplo, dejar
algo más de lado la televisión, el ordenador, Internet, la lengua, los
gastos-compras superfluos, los regalos superfluos, no tomar dulces navideños
hasta el día 24 de diciembre por la noche, el hacer más tareas en casa o en
nuestro trabajo o estudio, ser ordenados en nuestros horarios de levantarnos o
de acostarnos, o ser puntuales en nuestras citas, sujetar el genio, mortificar
el egoísmo o la soberbia, visitar enfermos o gente que sabemos que nos
agradecerá un poco nuestro escuchar o nuestra presencia, dar dinero o cosas o
“cacharritos” que no nos dejan movernos hacia el Amado Jesús. Ser más cariñosos
con los que nos rodean, perdonar a los que nos ofenden, pedir perdón a los que
herimos…
*
En el ámbito pastoral o de apostolado,
ver qué puedo hacer en la Iglesia, parroquia, movimiento… en los que Dios me ha
puesto.
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