15-IX-2019 HOMILÍA DE TOMA POSESIÓN SAN
LÁZARO
En
este día de la toma de posesión de estas parroquias quisiera predicaros las
siguientes ideas:
- Estas parroquias de las que me hago cargo a
partir de hoy son las que el Señor escogió para mí. Tengo la total
seguridad que he venido aquí por voluntad de Dios. Ciertamente yo pedí el
cambio de las queridas parroquias del concejo de Tapia de Casariego y de la
parroquia de Tol para poder atender a mi padre. Sin embargo, igualmente le he
dicho al señor Arzobispo que, el día en que mi padre falte, puede disponer de
mí para donde quiera. Con esto quiero decir que, a partir de hoy, soy el párroco
de san Lázaro del Camino, de Santiago de la Manjoya y de san Esteban de las
Cruces, pero antes soy sacerdote de la diócesis de Oviedo, y antes soy
sacerdote de la Iglesia Católica. Iré a donde se me requiera para un mejor
servicio al Evangelio de mi Señor Jesucristo y de su santa Iglesia.
- Hay que tener en
cuenta la situación de la diócesis y de toda la Iglesia española, que va a ser
terrible en cuanto a la atención por parte de los sacerdotes, ya que cada vez
somos menos. Por lo tanto, hay que
preparar a los seglares para que asuman las responsabilidades en la atención de
las parroquias y en el anuncio del Evangelio, pero… también sigo pensando
que, aunque hubiera miles y miles de sacerdotes en Asturias y en España, esto
mismo habría que hacerlo con los laicos, porque es vuestro derecho: tenéis
capacidad perfectamente para ello por el bautismo que habéis recibido
- En julio de 2019
me regalaron una prenda de vestir de una tienda de Oviedo. Tuve que ir a
probarla para ajustarla. Estando allí, por la conversación de los dos
dependientes conmigo (dos hombres de unos 35 años), supe que les habían
comentado que yo era sacerdote y que venía de párroco para san Lázaro. Me
dijeron: ‘No se preocupe que no le
daremos guerra, que nosotros no vamos a Misa’. Estaba presente una clienta
de unos 50 años y escuchó la conversación. Yo enseguida repliqué a su
comentario: ‘¡Gracias a Dios!’ Se
rieron con mi salida, pero sobre todo se sorprendieron, pues no entraba en su
cabeza que un cura diera gracias a Dios porque unos hombres no iban a Misa, ni
quería que acudieran a Misa. Por supuesto que, ni los dos dependientes de la
tienda, ni la clienta, entendieron lo que quise decir (y quiero decir) con esa
expresión: Doy gracias a Dios, porque
haya alguien que no quiera venir a Misa…, si no tiene la fe en Jesucristo, el
Cristo del Evangelio. ¿Para qué queremos gente en la Misa con una fe de
costumbre, de ritos vacíos, de un cristianismo mediocre…?
Lo que me da pena no
es que la gente no venga a Misa; lo que me da pena no es que la gente no se
case por la Iglesia; lo que me da pena no es que los jóvenes no pidan el
sacramento de la Confirmación; lo que me da pena no es que ni los padres
traigan a sus hijos a bautizar o al catecismo… Lo que realmente me da mucha pena es que la gente… no crea en Dios, no
ame a Dios. ¿A qué Dios? Al Dios revelado en la Biblia, al Dios predicado y
mostrado a los hombres por Jesucristo. Si uno tiene fe en este Dios…, entonces
vendrá a Misa, al rosario, se confesará, leerá la Palabra de Dios, tratará de
adecuar su vida a los valores del Evangelio. Cuando esto último no existe, eso
es lo que me da pena.
- El 4 de septiembre
de 2013 llegué como nuevo párroco a Tapia de Casariego. Eran las 5 de la tarde.
Tenía el coche delante de la casa rectoral y estaba descargando el coche con
mis cosas. Pasó un hombre y supuso que yo era el nuevo cura y me dijo: “¡Qué!, ¿a mantener el chiringuito?” Ya
lo anuncio desde ahora: no me interesa para nada mantener el chiringuito de la
Iglesia. Quiero aumentarlo. Pero, si me apuráis, os diré que, en verdad, no me
importa para nada, ni que se mantenga, ni que aumente, ni que desparezca. Solo quiero anunciar a Jesucristo y que los
creyentes y seguidores suyos vivamos unidos como una familia (muy bien
avenida), que crezcamos en la fe y en la vivencia del Evangelio, que seamos
acogedores con las personas que se sientan tocadas en su ser más íntimo por la
Palabra de Dios y que construyamos ya aquí el Reino de Dios. Si logramos
esto, la verdad es que no me preocupa nada de nada que el chiringuito se
mantenga, aumente o desaparezca.
- Como nos enseña el
evangelio de hoy: el Padre quiere que su
hijo pequeño aprenda por sí mismo: 1) el frío que se siente fuera de los
brazos de Dios, 2) el hambre que se pasa sin la Comunión del Hijo de Dios, 3)
las soledades que padecemos sin Dios y con el egoísmo de los demás, y 4) las
heridas que nos causa el estar apartados de Dios.
El
Padre quiere que su hijo mayor aprenda: 1) Que no se puede estar en el
chiringuito y seguir con el corazón frío, cerrado, duro ante las Palabras de
Dios y ante los demás hombres que nos rodean. 2) No podemos llevar la lista de
los agravios que nos han hecho los demás, hasta Dios mismo. 3) Desecha tu
amargura y tu victimismo, y ábrete a la misericordia de Dios para contigo y
para con los demás.
Buenas tardes .. intento y no si se mandara el comentario tan solo para decirte que me encanto tu palabra y tu reaccion y dichos .... se habran quedados mudos .. Cuanto nos has enseñado en este dia Gracias .... siempre en mi corazon y oracion
ResponderEliminarMuchas gracias Don Andres por las homilías que nos diste en Tapia te seguiré por aquí un abrazo
ResponderEliminarBienvenido.
ResponderEliminarLa Iglesia permanece.
Felicidades Padre Andres. Por fin me entero de q has vuelto a Oviedo. Necesito escuchar tus homilias tan llenas de sinceridad. Gracias
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