20-1-2019 DOMINGO II
TIEMPO ORDINARIO (C)
Queridos
hermanos:
Ya
estamos en el tiempo ordinario, tiempo de la esperanza. Hasta la Cuaresma (6
de marzo), la Iglesia nos irá presentando la actuación de Jesús (sus obras y
sus palabras) en su vida pública. En Navidad nos presenta el nacimiento y la
vida oculta hasta los 30 años. En la Cuaresma y Semana Santa se nos presentan
los últimos días de Jesús en la tierra. En la Pascua se nos presentan las actuaciones
de Cristo resucitado. Y, como decía antes, en todo el tiempo Ordinario se nos
presenta a Jesús en los tres años que duró su vida pública.
En la
catedral de Oviedo se dice que hay un cántaro de las bodas de Caná. Aquí podéis ver la 'hidria', como se la conoce en Oviedo, y en la foto inferior el lugar en donde está guardada.
En
el evangelio de hoy, de las bodas de Caná, hay dos figuras principales: Jesús
y María. Vamos a analizar a cada una de ellas. En los pueblos de esta época la
gente era muy pobre, casi no tenía dinero y no podía encargar a un restaurante
la comida de bodas. No había dinero. Entonces lo que hacía la gente era ir
guardando parte de la cosecha de vino para cuando llegasen las bodas de los
hijos. También los animales que tenían, como ovejas, cabras, etc., las tenían
destinadas para estas fiestas. Por tanto, la boda se celebraba en las casas y
duraba varios días en los cuales los familiares y la gente del pueblo pasaba a
comer y beber allí. También lo hacían los vecinos de las aldeas cercanas. Era
la ocasión de quitar el hambre. (Me contaba una vez un minero que se había
casado hacia el año 1930 que la boda se comía en casa y la gente no se marchaba
y les estaban acabando con todas las existencias. Ya llevaban tres días y la
gente no hacía ademán de marchar, por lo que los novios dijeron que salían unos
días de luna de miel a León y fue la forma de echar de casa a todos aquellos ‘fartones’).
Pues bien en esta boda de Caná o los novios no calcularon bien o vino más gente
de la esperada; el caso es que el vino se acababa. Si esto sucedía les iba a
quedar un estigma que pasaría de padres a hijos y a nietos. Serían siempre
los novios a los cuales se les acabó el vino y María sabía lo que esos motes y
palabras hirientes suponían en un pueblo. Por eso avisa a Jesús y Él se
preocupó de ayudar a los recién casados. Es un problema poco importante, que no
tiene relevancia en la historia de la Salvación. Parece una broma de mal gusto:
que el Hijo de Dios, el primer signo o milagro que hace sobre la tierra es
convertir agua en vino para que la gente se emborrache. Es usar mal de las
cosas sagradas; sería como cuando un cura deja una sotana o una casulla a unos
chicos para disfrazarse en el Carnaval.
Algunas
conclusiones:
- Jesús no hace
milagros para que la gente crea en Él o en Dios. Jesús solo vino a ayudar a que
la gente se encuentre con Dios y con los demás hombres; por ello se preocupa de
sus cosas más sencillas. Lo que es
importante para los hombres es importante para Jesús, para Dios. En aquel
momento lo importante para los novios era que no tenían vino y la gente se iba
reír de ellos. En definitiva, no temáis, pues para Dios todas vuestras cosas,
situaciones y personas son muy importantes. Dios está pendiente de nosotros en
todo momento. Él cuida de nosotros.
- Lo que está en juego
en las bodas de Caná no es el hambre o la sed, sino su fiesta y su alegría.
María se preocupa de la alegría de aquellas gentes, y Jesús la hace realidad a
través del vino. A través del vino, es decir, de nuestra fe en Dios podemos
alcanzar ese gozo y esa alegría. Hay una película muy famosa: ‘El nombre de la
rosa’ ambientada en la Edad Media. En un momento de la película aparece una
discusión entre dos frailes, pues uno quería esconder un libro de Aristóteles
que hablaba de la risa, de la alegría alegando que Dios no era amigo de risas y
de gozos, pues eran cosas del diablo. El otro fraile decía todo lo contrario. En efecto, el gozo y la alegría forman
parte de la vida del hombre, de la vida de un cristiano, del Reino de Dios y,
por tanto, de Dios. Dios quiere la alegría del hombre y Jesús hace su primer
milagro sobre la tierra fomentando esa fiesta.
-
En este evangelio se recogen las últimas palabras que tenemos de María: “Su madre dijo a los sirvientes: -Haced lo
que él os diga”. María aparecerá más veces en el evangelio, pero ya no
serán recogidas sus palabras. Estas son como el mensaje que nos deja a todos
los hombres, a todos los cristianos: “Haced
lo que él os diga”. Antes, María misma nos había dado ejemplo: cuando se le
apareció el arcángel, ella le dijo: “Hágase
en mí según tu palabra” y ahora nos lo dice a nosotros.
Sí, aparecen una serie
de personajes al comienzo del evangelio: Zacarías, Isabel, Ana, Simeón, José,
Juan Bautista, María. Pero ahora desaparecen. El único que importa es Jesús y María nos dice: Jesús va a hablar de
parte de Dios, hacedle caso. Durante este año litúrgico estemos muy atentos
a lo que Él nos diga.
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