21-10-2018 DOMINGO XXIX
TIEMPO ORDINARIO (B)
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El lema de este año para el Domund es el siguiente: Cambia el mundo. La apuesta es audaz y
atrevida. Produce una cierta sonrisa de incredulidad. Sin embargo, no es otra
cosa que lo que hace la Iglesia
desde su nacimiento.
El cambio que promueve el Domund nace del corazón
donde ha entrado Dios. Desde un corazón que ama se vence el egoísmo, se
deja de pensar únicamente en las necesidades propias y se comienza a pensar en
las necesidades de los demás. Se sale, de las cuatro paredes del confort, al
mundo sin fronteras. Una
mirada a los pueblos evangelizados desde el minuto cero certifica que este
cambio es posible, porque no se trata de planes que no se puedan abarcar, sino
de acciones que se puedan realizar. Por eso, no se puede hablar de la
evangelización como algo ‘teórico’, sino como una transformación real. Los
misioneros realizan acciones concretas que han transformado la realidad de pueblos
y personas con nombre y apellido. Solo desde esa ‘proximidad’ se va produciendo
poco a poco el cambio global.
Y es que el gran cambio que
transforma los corazones esclavizados por el individualismo, el
encerramiento en pequeños mundos, la dependencia, la instalación, la repetición
de esquemas ya prefijados, el dogmatismo, la nostalgia, el pesimismo, el
refugio en las normas, llega a través de
cambios pequeños, es posible y está al alcance de todos.
- El Domund es una Jornada universal que celebra la Iglesia Católica cada
año en todo el mundo, el penúltimo domingo de octubre, para apoyar a los
misioneros en su labor evangelizadora, desarrollada entre los más pobres. El Domund es una llamada a la
responsabilidad de todos los cristianos en la evangelización. Es el día en
que la Iglesia lanza una especial invitación a amar y apoyar la causa
misionera. Los misioneros dan a conocer a todos el mensaje de Jesús,
especialmente en aquellos lugares del mundo donde el Evangelio está en sus
comienzos y la Iglesia aún no está asentada.
La actividad pastoral, asistencial y misionera de los territorios de misión
depende de los donativos del Domund. Este día es una llamada a la colaboración
económica de los fieles de todo el mundo. Las necesidades en la misión son muchas.
Se han de construir iglesias y capillas; se han de comprar vehículos para la
pastoral; se han de formar catequistas; se han de sostener diócesis y
comunidades religiosas; se han de mantener hospitales, residencias de ancianos,
orfanatos y comedores para personas necesitadas en todo el mundo.
En los territorios de misión la Iglesia sostiene casi 27.000 instituciones
sociales, que representan el 24% de las de la Iglesia universal, y más de
119.000 instituciones educativas, que representa el 54,86 % del total de
centros educativos que atiende la Iglesia en todo el mundo.
- Veamos ejemplos
concretos de estas labores y de estas ayudas que llegan a través de la colecta
del Domund:
* Un ejemplo son los
31.000 dólares recibidos por el Vicariato
Apostólico de Awasa, Etiopía, tan castigado en años pasados por la guerra,
la sequía y el hambre. O los 22.000 dólares enviados a Bangui, República
Centroafricana, donde el 1 de mayo de 2018 eran asesinados un sacerdote y 15
fieles durante la misa. Estas ayudas se califican como ‘subsidios ordinarios’.
Con ellos se da un alivio al día a día de la Iglesia en estos territorios de
misión en los que las necesidades son infinitas y los medios pocos. Donde, en
muchas ocasiones, la vida se vive ‘en emergencia’.
* La región angoleña de Kwito-Bié fue una de las
más devastadas por la guerra que asoló Angola durante más de 40 años. Desde el
2002, desde la paz, los fieles angoleños y sus sacerdotes, han ido reconstruyendo poco a poco iglesias, misiones, dispensarios, escuelas, casas parroquiales…
La labor de estos cristianos va cambiando la desolación de la guerra por la
alegría de la paz y la reconciliación. El obispo de Kwito-Bié, agradece la
generosidad de todos los católicos y cuenta que, con estas ayudas, se está
terminando de arreglar todo el techo de la Parroquia del Carmen, en Katemo, con
12.000 dólares. También, con otros 20.000 dólares se ha rehabilitado la casa de
los misioneros en Cachingues-Chitembo, la misión más antigua de la diócesis,
fundada en 1892. Ya se terminó el techo de los locales parroquiales de
Tchibembo, con 6.000 dólares. Incluso se tuvo que reconstruir la casa donde
vive el obispo y algunos sacerdotes que atienden pastoralmente la ciudad de
Kwito, con otros 16.000 dólares.
También ha sido
necesario ayudar a las religiosas,
cuyas casas casi desaparecieron durante la guerra. Ellas son el alma de las obras asistenciales de la Iglesia en
Kwito-Bié. Se enviaron 8.000 dólares para reparaciones en la casa de las
Hermanas de Nuestra Señora de La Salette. También se ha ayudado a las
Consoladoras de Jesús Sumo y Eterno Sacerdote, con 5.000 dólares. También se ha
reconstruido la casa de las Consoladoras de Jesús, en Entre-Ríos, con 18.000
dólares, una casa que literalmente había desaparecido.
La situación actual no
es buena, sobre todo para los más pobres, con una crisis económica y una fuerte
inflación, pero al menos hay paz. La diócesis, para ayudar a los que más lo
necesitan, está lanzando experiencias agrícolas, además de otras iniciativas
que ayuden poco a poco a ‘cambiar el mundo’.
* Gohana es una pequeña misión situada a unos 100 kilómetros de Delhi.
Apenas son diecisiete las familias católicas de esta fervorosa comunidad, cuya asistencia a Misa es del 100%.
Las celebraciones tienen lugar en pequeña capilla. Han solicitado una ayuda de
8.000 dólares para construir una capilla más grande para la misión. La diócesis
compró el terreno para la construcción. Las familias pusieron sobre
la mesa su aportación, nada menos que 3.046 dólares, una
fortuna para un barrio pobre, y con los 8.000 dólares
enviados por colectas de España se ha levantado la capilla.
Desde Gohana han escrito una carta agradeciendo el dinero y contando que ya hay 20 catecúmenos que acuden a la capilla buscando instrucción
cristiana.
* La Iglesia católica
en Sudán busca poner las bases para
su futuro a través del respaldo a las vocaciones sacerdotales. Con las colectas
del Domund se han ayudado a terminar sus estudios a tres
sacerdotes sudaneses. En Sudán, desgraciadamente no hay un seminario donde puedan formarse, por lo que, con 13.500 dólares se ha financiado sus estudios y su estancia en
Nairobi, Kenia.
*
El vicariato Apostólico
de Puyo, situado en la selva amazónica de Ecuador se le ayuda con esta colecta. Al obispo del
vicariato, el burgalés Rafael Cob, le ha tocado pastorear una iglesia pobre y anunciar
a Jesucristo entre múltiples dificultades. Una de ellas, y no de las menores,
son los desplazamientos para visitar a las comunidades dispersas en la selva.
En ocasiones, el obispo puede tardar días en llegar a su destino o sufrir el
crecimiento de un río que hace imposible la navegabilidad. De hecho, la última
petición que el obispo ha hecho es para comprar una canoa. “El mayor desafío es el de los recursos humanos”, explica el obispo.
Al ser tan difícil acceder a las comunidades, es necesario que haya gente que
viva con ellas. “Las religiosas hacen una
evangelización directa, porque son las que viven con los indígenas. Los
sacerdotes somos itinerantes y visitamos las comunidades cuando podemos, en
ocasiones pasan meses antes de que podamos regresar”, afirma. “Por eso, es necesario formar a los
catequistas indígenas, que transmitan la fe en su propia lengua. Los donativos
del Domund también nos ayudan con esto”. El vicariato organiza encuentros
para formar a los catequistas, para que ellos a su vez puedan llevar el
Evangelio a sus paisanos.
Todos los esfuerzos
del obispo misionero se ven compensados cuando suceden escenas como éstas: “Visité la choza donde el enfermo yace en el
duro suelo; es Juanito con su cáncer, espera nuestra bendición y el perdón de
sus pecados para partir al paraíso y lo hace poniendo los ojos fijos en el
crucifijo”. O esa otra: “aquel
viejito indígena Wanpuch, que siempre buscó la venganza y hoy sabe perdonar y
te dice: «yo quiero ser cristiano, bautizarme y casarme por la Iglesia»”.
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