5-11-17 DOMINGO
XXXI TIEMPO ORDINARIO (A)
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Las palabras que hoy se dicen en la primera lectura y en el evangelio son duras
para los sacerdotes: “Os apartasteis del
camino, habéis hecho tropezar a muchos […] Pues yo os haré despreciables y
viles ante el pueblo por no haber guardado mis caminos y porque os fijáis en
las personas al aplicar la ley”. “Haced
y cumplid lo que os digan, pero no hagáis lo que ellos hacen, porque ellos no
hacen lo que dicen”.
¿Rezáis
alguna vez por los sacerdotes, para que seamos santos, para que seamos fieles a
nuestra vocación de servir y de entregar lo que hemos recibido de Dios para
vosotros: su santa Palabra y sus Sacramentos de vida, para que seamos
trabajadores, austeros, con bondad de corazón…?
Si
tuvierais que describir las cualidades que debe de tener un sacerdote, ¿qué
diríais, cómo os gustaría que fuera? Así describe un autor anónimo de la Edad
Media al sacerdote ideal:
“Debe ser
muy grande y a la vez muy pequeño.
De espíritu
noble, como si llevara sangre real, y sencillo como un labriego.
Héroe por
haber triunfado de sí mismo y hombre que se negó a luchar contra Dios.
Fuente
inagotable de santidad y pecador, a quien Dios perdonó.
Señor de
sus propios deseos y servidor de los débiles y vacilantes.
Uno que
jamás se doblegó ante los poderosos y se inclina, no obstante, ante los más
pequeños.
Dócil
discípulo de su maestro y caudillo de
valerosos combatientes.
Pordiosero
de manos suplicantes y mensajero que distribuye a manos llenas.
Animoso
soldado en el campo de batalla y mano tierna en la cabecera del enfermo.
Anciano por
la prudencia de sus consejos y niño por su confianza en los demás.
Alguien que
aspira siempre a lo más alto y amante de lo más humilde.
Hecho para
la alegría y acostumbrado al sufrimiento.
Transparente
en sus pensamientos y sincero en sus palabras”.
Sólo
que estas cualidades no sólo han de estar presentes en los sacerdotes, sino
también en cualquier persona que desee seguir a Jesucristo. Pues hemos de saber
que, según la doctrina del evangelio hay dos clases de sacerdotes: 1) el
sacerdocio real, que tenemos todos los cristianos por el mero hecho de ser
bautizados; y 2) el sacerdocio ministerial (que significa de servicio), que
tenemos lo que comúnmente se conoce como los curas. Y así, lo que se dice en
las lecturas de hoy vale para todos los sacerdotes: para aquellos que tenemos
un sacerdocio real, por haber sido bautizados, y también para los curas, que
tenemos el sacerdocio ministerial.
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Termina el evangelio de hoy haciendo una llamada a la humildad, que es la base
y el sostén de las virtudes, lo mismo que su contrario: la soberbia, es la base
de todos los pecados. Dice Jesús: “El
primero entre vosotros será vuestro servidor. El que se enaltece será
humillado, y el que se humilla será enaltecido”.
Aquí
quisiera traer a colación unas famosas letanías del Cardenal Merry del Val, que
fue secretario del Papa San Pío X (de principios del siglo XX). Muchos
cristianos han rezado por estas letanías y se esfuerzan por llevarlas a la
práctica. Allá van:
PARA ALCANZAR HUMILDAD
Del deseo de ser estimado
Del deseo de ser amado
Del deseo de ser proclamado
Del deseo de ser ensalzado
Del deseo de ser alabado
Del deseo de ser preferido a otros
Del deseo de ser consultado LIBRANOS,
Del deseo de ser aprobado
Del temor de ser humillado JESUS
Del temor de ser despreciado
Del temor de ser despedido
Del temor de ser calumniado
Del temor de ser olvidado
Del temor de ser ridiculizado
Del temor de ser injuriado
Del temor de ser sospechado
Del disgusto de que no se siga mi opinión
Que los otros sean más amados que yo
Que los otros sean preferidos a mí
Que los otros crezcan en la opinión del mundo HACED
QUE
y que yo disminuya
Que los otros puedan ser llamados a ocupar cargos LO DESEE,
y yo sea relegado al olvido
Que los otros sean alabados y nadie se preocupe de
mí JESUS
Que los demás sean preferidos en todo
Que los demás sean más santos que yo, a fin de que
llegue a la santidad que corresponde a mis fuerzas
Oh Jesús, que siendo Dios os humillasteis hasta la muerte
y muerte de Cruz para ser ejemplo perenne que confunda nuestro orgullo y amor
propio, concedednos aprender y practicar vuestro ejemplo para que humillándonos
como corresponde a nuestra miseria aquí en la tierra, podamos ser ensalzados
hasta gozar eternamente de Vos en el cielo. AMEN.
Gracias a los sacerdotes conocemos la palabra de Jesús,Por eso para mí es tan importante su testimonio. Comprendo que tengan su carácter,pero una persona que es discípulo de Jesús tiene que tener vocación y esa vocación los tiene que llevar a la alegría, porqué la fe es amor,esperanza,ternura,acercamiento,es algo tan grande y especial,que tiene que llegar a los demás. Los que tenemos fe,tenemos que llamar a los que no la tienen,y eso se hace con la cercanía,con la sonrisa, con el recibimiento alegre y humilde. Hay sacerdotes que parecen que están amargados,esos no llaman,y me entristece. Todos tenemos que amoldarnos a nuestros espos@s,a nuestros hij@s,a nuestros vecinos, y los sacerdotes a los demás, sean creyentes o no.Tienen que dar ejemplo de lo que predican,y su testimonio es esencial.Un sacerdote debe ser cercano ,humilde,recto y amoroso. Y sobre los cristianos,quién en el fondo no es soberbio?.¿Quien es totalmente sencillo, quien es sincero,quien no es cobarde?. yo caigo en todas esa tentaciones. Menos mal,que Dios siempre está,y me lo hace ver,y me perdona. Recemos por todos los difuntos,y en especial por los que hemos conocido y querido. Ah!!! y recemos por los sacerdotes.Un abrazo.
ResponderEliminarBuenos días ! Que difícil debe ser ser sacerdote , pues ante todo son hombres los cuales no están libres de pecar .... y llevan sobre sus espaldas la palabra y ejemplo de Jesús ...... me he topado con varios ta sea en mi niñez y en adultez ... y cuando los escucho ... cuando les cuento mis problemas y mis alegrías ... me hacen sentir amada ,escuchada y siento como si el Señor estuviese más cerca ...
ResponderEliminar..." El que se humilla será enaltecido", ¿Cómo será ese "enaltecernos" de Jesús? Apetece ser humilde, ojalá seamos capaces de cumplir algunas de esas Letanías del Cardenal Merry del Val, que me encantan y son tan difíciles de vivir.....Con Su Gracia ¡¡sólo!!
ResponderEliminarPreciosa homilía. Gracias.
Gracias por tu sacerdocio
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