7-5-17 DOMINGO
IV DE PASCUA (A)
Celebramos hoy el domingo del buen Pastor.
En otros años os he dicho que Jesús es el buen Pastor y el verdadero modelo de
todos los pastores en la
Iglesia. Comúnmente se entiende por pastores a los obispos,
sacerdotes y diáconos. En esta ocasión,
sin embargo, quisiera hablaros, no de los pastores, sino de los fieles. Me
vino la idea de predicar sobre los fieles en un día como hoy, porque he sabido de
diversos casos en que algunos pastores no hemos defendido o cuidado
convenientemente a los fieles a nosotros encomendados. Dice Jesús en el
evangelio de hoy “que el que no entra por la puerta en el
aprisco de las ovejas, sino que salta por otra parte, ése es ladrón y bandido;
pero el que entra por la puerta es pastor de las ovejas. A éste le abre el
guarda, y las ovejas atienden a su voz, y él va llamando por el nombre a sus
ovejas y las saca fuera. Cuando ha sacado todas las suyas, camina delante de ellas,
y las ovejas lo siguen, porque conocen su voz; a un extraño no lo seguirán,
sino que huirán de él, porque no conocen la voz de los extraños”. En
ocasiones, los que hemos sido puestos por Dios como pastores para cuidar y
defender los fieles nos hemos comportado con ellos como “ladrones y bandidos”.
Por eso, los fieles han huido y huyen de nosotros, porque no conocen nuestra
voz, que no se parece demasiado a la voz de Jesús, el buen Pastor.
La
Iglesia reconoce en documentos doctrinales y conciliares, y en verdaderas
normas jurídico-canónicas que todos los fieles, por el hecho de recibir el
sacramento del Bautismo, poseemos el sacerdocio real y común (LG[1].
10-11). Dentro de los fieles existe un grupo de ellos que han sido consagrados
con el sacerdocio ministerial (LG. 10). La palabra ‘ministerial’ viene del
término latino ‘minister’, que quiere
decir el servidor o criado. Procede de la raíz ‘minus’ (menor,
menos, miniatura). Es el opuesto a ‘magister’,
término del que derivan magistrado y maestro. O sea, que los sacerdotes ministeriales estamos para
servir, según las palabras del mismo Señor: “el
que quiera ser importante entre vosotros, sea vuestro servidor, y el que quiera
ser el primero, sea vuestro esclavo. De la misma manera que el Hijo del hombre
no ha venido a ser servido, sino a servir y a dar su vida en rescate por todos”
(Mt. 20, 26-28).
Los fieles son
sujetos de derechos y de deberes dentro de la Iglesia. No son derechos ni
deberes que pueden serles reconocidos o no, exigidos o no, dependiendo de un
cura u otro, de un obispo u otro. Los fieles, por el mero hecho de haber
recibido el Bautismo, tienen tales derechos y obligaciones. Vamos a ver
detalladamente algunos de estos a continuación:
- Existe una
verdadera igualdad en la Iglesia en razón del Bautismo que todos hemos recibido
(LG. 32). Por ello, nadie es más que nadie, ni nadie es menos que nadie en la
Iglesia. Cuando en una parroquia hay un problema o discusión y el cura lo zanja
con un “aquí mando yo”, estas palabras están totalmente fuera de lugar y el
sacerdote está conculcando el derecho de igualdad entre todos los fieles.
- Todos y cada
uno de nosotros, desde los dones y carismas que Dios nos ha dado,
tenemos el derecho y el deber de esforzarnos en expandir y propagar el
evangelio de salvación para todos los hombres (LG. 17.30.33). No es tarea
sólo de los obispos o de los sacerdotes.
- Todos los
fieles tienen el derecho y el deber de exponer, dentro de su conocimiento y
competencia, su parecer y opinión sobre los asuntos de la Iglesia (LG. 37).
¿Y esto por qué? Pues 1) porque la Iglesia es responsabilidad tanto de ‘los unos’
(pastores) como de ‘los otros’ (seglares), es responsabilidad de todos los
bautizados, y 2) porque Dios da su Sabiduría a los sacerdotes, pero también a
los seglares. ¿No recordáis a Sta. Catalina de Siena? Ella, una mujer y,
además, seglar, recibió de Dios unas gracias extraordinarias, y Papas,
Cardenales, obispos, sacerdotes, seglares, reyes, duques y la gente más humilde
le pedían consejo. Si podéis leer algo de esta santa, hacedlo.
- Todos los
fieles tienen el derecho de vivir su fe desde la espiritualidad propia que les
ha sido regalada por Dios, siempre que sea conforme con la doctrina de la
Iglesia. Dentro de ésta existen muchas clases de espiritualidades y todas
válidas: la espiritualidad de la Acción Católica, de la Renovación Carismática,
de S. Ignacio de Loyola, de los carmelitas (Sta. Teresa de Jesús, S. Juan de la
Cruz, Sta. Teresita del Niño Jesús), de S. Francisco de Asís, de Sto. Domingo,
del Hno. Rafael, del Opus Dei, del Camino Neocatecumenal… Nadie puede imponer
una espiritualidad a otro, o impedir que cada uno viva según la espiritualidad
que Dios mismo le ha regalado. Si Dios regaló a un fiel la espiritualidad del
Opus Dei (o de los Kikos, o de los franciscanos, o…), ¿quién es el cura para
impedirlo? Otra cosa es que el párroco coordine en su parroquia las distintas
sensibilidades espirituales que existan. Os cuento un chiste sobre el Espíritu
Santo, que ilumina esto: una vez hubo una señora que fue al párroco y le pidió
una novena sobre el Espíritu Santo, pues le tenía mucha devoción. Y el cura le
contestó: “¡Señora, rece a S. Antonio
como todo el mundo y déjese de devociones raras!” Es un chiste, pero en
ocasiones se acerca a la realidad de un querer dominar la fe de la gente y las
manifestaciones de esta fe. Para ir hacia Dios hay muchos caminos, y no sólo
los que al cura se le ocurren o los que al sacerdote le valen. Dios es mucho
más grande que cada uno de nosotros.
[1] Lumen Gentium es un
documento del Concilio Vaticano II y que trata sobre la Iglesia.
Queridos amig@s,os tengo que contar algo que me pasó el otro día,para mí fue algo muy especial.Veréis hará tres días,llegue a casa ,serían las 9 de la noche. Meto el coche en el garaje ,y al cerrar la puerta,se me vino a la cabeza,quién me diese tener aquí un sagrario,y mirarlo sin decir nada,solo mirar. Entro en casa me suena el Whatsap,lo abro y era un sacerdote que me mandó la foto de un Sagrario. No lo podía creer, sentí una felicidad inmensa. fue un momento mágico.Quería estar con Él,y me lo concedió.Bendito seas Señor.Como nos puedes dar tanta felicidad. Un abrazo .
ResponderEliminarMi querido cura de Tapia,
ResponderEliminarMe he sentido gratificada con este reconocimiento de mis derechos y obligaciones.
Gracias por esta exposición tan clara ya que se puede decir mas alto pero no más claro.
Buena semana y un abrazo para cada un@