31-7-2016 DOMINGO XVIII TIEMPO ORDINARIO (C)
Seguimos con las homilías sobre las
obras de misericordia:
4.5.- Asistir a los enfermos
- Dice Jesús: “Estuve enfermo y me visitasteis” (Mt. 25, 36). “La enfermedad y el sufrimiento se han
contado siempre entre los problemas más graves que aquejan la vida humana. En
la enfermedad, el hombre experimenta su impotencia, sus límites y su finitud.
Toda enfermedad puede hacernos vislumbrar la muerte” (CDC, 1500).
Quien visita a un enfermo, se hace
semejante a Cristo, el cual, “siendo rico, se hizo pobre” (2 Co. 8, 9), es
decir, siendo rico de salud, se acerca al pobre de salud. Además, el hombre que
visita al enfermo aprende como en un espejo. Dirá el enfermo: ‘como me ves, te
verás’. Dirá el sano: ‘como te veo, me veré’.
- Hace tiempo recogí una serie de
indicaciones muy valiosas de una hoja parroquial en la que se instruía al grupo
de la parroquia que visitaba a los enfermos[1]:
* “El enfermo tiene una sensibilidad especial para captar quién se le
acerca por compromiso social, o sea para ‘cumplir’, o el que lo hace para
hacerle un favor, o sea por ‘compasión’, o el que va con aires de superioridad,
ya que ‘él está sano’, o el que le visita con plena disponibilidad y con afán
de compartir”.
* “Al enfermo se le ha de dar ocasión de hablar de su enfermedad, de sus
dolores, de sus preocupaciones y temores. Hay que demostrar interés, con sinceridad
y delicadeza. Hay que saber aceptar lo que afirma sin discutírselo, pero a la
vez sin reafirmarle aquello que nos parece que es exageración”.
* “No se puede imponer al enfermo el tema de la conversación. Se le ha de
dar libertad de elección. No podemos cansarlo con nuestra conversación. No
debemos hablarle de temas religiosos a la fuerza”.
* “Hemos de velar para que, en lo posible, el enfermo siga viviendo los
problemas de la sociedad entera, y en especial de su ambiente de trabajo y
amistades. En caso contrario sufriría al verse fuera de juego de esta sociedad
o de su comunidad. Todavía sufriría más de ser nosotros quienes ‘le
expulsáramos’ al no decirle o explicarle las cosas que pasan con la excusa de
‘no preocuparlo’”.
* “Incluso cuando el enfermo no tiene interés, hemos de procurar
interesarlo por los problemas de la vida ‘normal’. Es malo para él encerrarse
en sí mismo y en los problemas domésticos”.
* “No le debemos mentir en lo referente a su situación y estado. No se
trata de decirle ‘toda’ la verdad, pero sí de que ‘todo lo que le digamos sea
verdad’. Hemos de decirle la verdad que él sea capaz de aceptar y asimilar.
Tendremos que animarle y darle esperanza, pero nunca engañarle”.
* “Al visitar a un enfermo hemos de saber escuchar con atención y hablar
con calma y sin nervios. Muchas veces, como no ‘dominamos’ la situación, nos
ponemos nerviosos y tendemos a hablar mucho y gritando”.
* “El enfermo tiene necesidades fisiológicas de todo tipo que se le
pueden hacer urgentes durante nuestra visita. Hemos de estar al tanto y tenerlo
presente”.
* “La visita al enfermo no es para que nosotros hablemos y le obliguemos
a escucharnos. La visita es fundamentalmente para que el enfermo tenga ocasión
de hablar y pueda encontrar oyentes acogedores”.
* “Lo que se ve, lo que se oye y lo que se dice en la habitación de un
enfermo es secreto. No podemos luego hacer comentarios”.
* “No podemos hacer la visita tan sólo ‘por amor a Dios’. Más bien ha de
ser por amor al prójimo ‘con el amor de Dios’”.
* “Cuando se trata de un enfermo creyente, se ha de intentar ayudarle a
progresar y a madurar en la fe y en su situación de enfermo. Si estamos ante un
no creyente, debemos ofrecerle que comparta nuestra fe. Si no quiere hacerlo,
le seguiremos visitando con la misma disponibilidad”.
4.6.- Visitar a los presos
- Dice Jesús: “estuve preso, y me vinisteis a ver” (Mt. 25, 36). Confieso que
solamente fui en una ocasión a la cárcel. Ocurrió hacia el año 2009 siendo
vicario judicial en Oviedo y tenido que ir a tomar a Villabona (cárcel de
Asturias) a un preso por un tema de nulidad de matrimonio. Era el marido y
estaba allí por maltrato hacia la esposa. La sensación fue de agobio y de
opresión desde que se cerró la puerta de entrada hasta que salimos.
Visitar a los presos significa
también atender a sus familias y sus necesidades. Visitar a los presos
comprende también tratar de acogerles cuando salgan de la cárcel. Visitar a los
presos significa, además, orientarles durante el procedimiento judicial.
- Pero no sólo hay cárceles de muros
y rejas, también hay cárceles de enfermedades y trastornos psiquiátricos que
destrozan a los que los padecen y a sus familiares. Me refiero a los presos del
alcoholismo, de la ludopatía, de las drogas, de sus propios pecados. Recuerdo
en cierta ocasión en que un chico de unos 34 años vino a pedir una ayuda a la
rectoral de Tapia de Casariego. Me decía que se estaba trasladando hasta
Galicia. Yo le pregunté que si tenía familia a la que quisiera llamar por
teléfono. En ese momento se echó a llorar y me confesó que su madre lo
admitiría en casa, pero su padre que no. ¿Qué habría hecho para que la
situación fuera así? Entiendo que atender a estas personas es también cumplir
el mandato de Jesús de visitar a los presos.
- Además, se ha de tener en cuenta
que en el Nuevo Testamento se hablaba bastante de los presos cristianos. Jesús
decía a sus discípulos: “os perseguirán,
entregándoos a las sinagogas y a las cárceles” (Lc. 21, 12). Pedro y Pablo
estuvieron en la cárcel en varias ocasiones. También otros cristianos (Hb. 10,
34). Por ello, en este mandato de Jesús se comprende, no sólo visitar a los
presos por delitos, sino también a los injustamente encarcelados.
[1] El título del escrito decía así:
“EL ENFERMO ASIGNATURA PENDIENTE. La
visita al enfermo (orientaciones prácticas)”.
Buenos dias .. leer tu homilia me dio ganas de hacer mas ¡¡¡¡ lo importante que es el estar presente en la vida del otro ..para apoyar .. tomarle una mano compartir su dolor y tambien su alegria ... estar presente¡¡¡¡¡ eso engrandece nuestra alma pues seriamos el ejemplo que Jesus nos dejo .... como una sonrisa al necesitado .. una mano que se extiende... da animos para seguir luchando .. y sentirnos contenidos ¡¡¡
ResponderEliminarGracias Andres por tus palabras ... pues hoy me sentia con morriña y leerte
me dio Alas para ir ... dar y ofrecer lo que tengo ¡¡¡¡¡
Tengan todos un bello dia ¡¡¡¡
Cada vez hace más falta visitar a los enfermos,todavía no hace mucho tiempo a los enfermos se les atendía en casa,hoy las residencias están llenas ,por el motivo que sea,sobre todo por enfermedad. las personas enfermas nos quitan libertad, sueño,etc. Necesitan mucho cariño,con lo que han luchado en la vida,y ahora estorban y dan trabajo.Hay mucha soledad, y debemos acercarnos a ellos con mucha alegría, sabiendo que Jesús también está allí con ellos,va en nuestro corazón. Ya oí en otros medios y ahora a D. Andrés,que hay padres que cuando sus hijos les hacen mucho daño no los quieren en casa y en cambio las madres si los aceptan siempre.Un abrazo para tod@s.Que Dios nos bendiga.
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ResponderEliminarSi, estas obras de Misericordia,son muy amplias:Hay muchos enfermos, muchos presos, de muchas formas : presos de la enfermedad,del juego, de la soledad.....etc.
Aliviar la vida de estas personas, en la medida de lo posible, es UNA BUENA OBRA,UNA OBRA DE LA MISERICORDIA QUE DIOS NOS PIDE.
En cuanto a nuestros ENFERMOS Y ANCIANOS,TENEMOS QUE PENSAR, QUE MERECEN TODAS NUESTRAS ATENCIONES Y CUIDADOS.......Y SIN CRITICAR LAS SOLUCIONES QUE CADA PERSONA TENGA QUE ELEGIR, HEMOS DE PROCURAR TENERLOS MÁS CERCA DE NOSOTROS, EN SUS CASAS, EN LAS NUESTRAS, ....SI ES POSIBLE, Y MENOS ALEJADOS Y OLVIDADOS EN LAS RESIDENCIAS.!!
¡QUE DIOS NOS AYUDE A AYUDARNOS!