jueves, 21 de marzo de 2024

Domingo de Ramos (B)

24-3-2024                               DOMINGO DE RAMOS (B)

Is.50, 4-7; Sal. 21; Flp. 2, 6-11; Mc. 14, 1-15, 47

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Homilía de audio

Queridos hermanos:

            - Hace unos años me contaron la historia de un hombre, de unos cincuenta y tantos años y con una fe muy grande en Cristo. Estaba enfermo de los riñones, y no le funcio­naban. Sabéis que los riñones tienen como misión purificar nuestro organismo de las toxinas y otros elementos nocivos, y expulsarlos de nuestro cuerpo por la orina. Como a él no le funcionaban los riñones, tenían que hacerle la diáli­sis periódicamente. Creo que es bastante moles­to. Pues bien, este hombre estaba en el hospital con grandes dolores, se veía morir de lo mal que se encontraba. A su lado había también otros enfermos con muchos sufrimientos. Este hombre enfermo de los riñones hablaba a todos de Jesucristo y les enseñaba un crucifijo pequeño que llevaba y besaba cada poco. Uno a su lado le decía: “Yo hace mucho que no oigo hablar de esas historias. ¡Déjame en paz!” Esto se lo respetó, pero a fuerza de oírle hablar con otros: médicos, enfermeras/os, enfermos, familiares…, este hombre descreído poco a poco, cuando más le arreciaban los dolores, le pedía al enfermo creyente el crucifijo. El otro se lo pasaba en medio de grandes esfuerzos. Aquél lo besaba y se lo devolvía. En aquel hospital la gente empezó a pedir confesiones, comuniones, a bautizarse, y se comenzó a orar todos los días. Y todo porque un hombre que esperaba un trasplante de riñón habló de Cristo y mostraba un pequeño crucifijo.

            - En el convento de Sta. Gema de Oviedo (monjas pasionistas), cada 14 de mes se reúne mucha gente. Una vez una señora, que vino al monasterio en esta fecha y con mucho sufrimiento, le contó sus penas a la superiora del convento. Y ésta le dijo: “Cuando quie­ras desahogar coge un crucifijo y cuéntale a él todas tus cosas”. Cuando volvió aquella señora le dijo a la monja que aquello funcionaba, que se sentía con más fuerza, con más paz.

            - ¿Qué tiene este Cristo, este hombre en la cruz que no se ha podido salvar a sí mismo y, sin embargo, alienta y anima a tanta gente durante tantos siglos antes de nosotros, ahora y lo seguirá haciendo por siempre?

            ¿Quién es este Cristo que todo el mundo le gritaba en la entrada en Jerusalén: “¡Viva, bendito el que viene en nombre del Señor!” y al viernes siguiente le gritaban: “¡Crucifícalo!”?

            A este Cristo vamos a irlo acompañando durante todos estos días santos:

            - Lo acompañaremos el Jueves Santo, cuando instituye la Santa Cena con sus discípulos.

            - Lo acompañaremos el Viernes Santo, cuando es entregado y muere en la cruz, siendo después enterrado como un muerto cualquiera.

            - Lo acompañaremos el Sábado Santo, en la Misa más importante de todo el año, más que la Misa del Corpus, más que la Misa de Ntra. Sra. de las Nieves, que la de… En esa Misa del Sábado Santo celebraremos su resurrección, su vuelta a la Vida.

            ¡Que Dios nos conceda vivir con devoción y fervor estos días santos!

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