18-9-2016 DOMINGO XXV TIEMPO ORDINARIO (C)
PECADO-PERDON-CONVERSION (II)
Vamos a seguir con la segunda parte
de las homilías referidas al pecado, al perdón y a la conversión. (Hacer un pequeño resumen de la homilía
anterior: el pecado sólo se puede VER a la luz de Dios; Él nos lo hace ver y
nos lo perdona; todo pecado conlleva una triple ruptura; todo pecado es
personal, pero también social y eclesial).
- En ocasiones hay gente que me
pregunta cuál es la diferencia entre pecado mortal o grave y pecado
venial. No todos los pecados
cometidos por los hombres tienen la misma gravedad. Ya en cierta medida se hace
una distinción entre pecados en el Nuevo Testamento, por ejemplo, en 1ª Jn 5,
16-17: “Si uno se da cuenta de que su hermano peca en algo que no acarrea la
muerte, pida por él y Dios le dará vida. Digo los que comenten pecados que no acarrean la muerte. Hay un pecado que acarrea la muerte; no
me refiero a ése cuando digo que rece. Toda injusticia es pecado, pero hay
pecados que no acarrean la muerte”.
Asimismo el mismo S. Pablo en varias ocasiones nos habla de pecados que apartan
de Dios, por ejemplo, en 1ª Co 6, 9-10: “¿Habéis olvidado que la gente
injusta no heredará el reino de Dios? No os llaméis a engaño: los inmorales,
idólatras, adúlteros, invertidos, sodomitas, ladrones, codiciosos, borrachos,
difamadores o estafadores no heredarán el reino de Dios”. Podríamos alegar más textos en los
que se apoya la doctrina de la Iglesia sobre la existencia de pecados graves o
mortales y pecados veniales.
En definitiva, se llama pecado mortal al acto, mediante el cual un hombre, con libertad y conocimiento, rechaza a
Dios, su ley, la alianza de amor que Dios le propone, rechaza también al
prójimo, prefiriendo volverse a sí mismo, hacia alguna realidad creada y
finita, hacia algo contrario a la voluntad divina. Esto puede ocurrir de modo
directo y formal, como en los pecados de idolatría, apostasía y ateísmo; o de
modo equivalente, como en todos los actos de desobediencia a los mandamientos
de Dios en materia grave. El hombre
siente que esta desobediencia a Dios rompe la unión con su principio vital: es
un pecado mortal, o sea un acto que ofende gravemente a Dios y termina por
volverse contra el mismo hombre con una oscura y poderosa fuerza de destrucción.
En definitiva, para que exista el pecado
mortal se han de dar estas tres condiciones: materia grave, pleno conocimiento
y libertad del hombre.
Los
pecados veniales son los actos
humanos, que, sin romper la comunión y la amistad con Dios y sin apartarlo de
su gracia, contradicen el amor de Dios y hacen que el hombre se detenga en su
camino hacia Dios, y le debilitan para vivir aquella comunión con Él. El cristiano no debe pensar que los
pecados veniales, por el hecho de que no le apartan de Dios, son algo de poca
importancia en su vida. Quien consiente, de modo habitual, en estos pecados,
se coloca en un plano inclinado que le conduce al pecado grave y se va alejando
poco a poco de Dios. Las personas que viven en un plano de complacencia de los
sentimientos, de búsqueda de comodidades, terminan, casi de manera inevitable,
viviendo sistemáticamente de espaldas al Evangelio. Los pecados veniales no
privan de la gracia santificante, de la amistad con Dios, de la caridad, ni,
por tanto, de la bienaventuranza eterna, mientras que tales privaciones son
precisamente consecuencia del pecado mortal. En definitiva, para que exista el pecado venial se han de
dar estas tres condiciones: que no sea materia grave, pleno conocimiento y
libertad del hombre.
-
Antes la pregunta de saber cómo y cuándo
mis pecados son mortales o veniales, la Iglesia nos da varias pautas que
quizás os parezcan un poco abstractas, pero las expongo a continuación con la
intención de que os sirvan a todos:
*
En primer lugar es la conciencia la que nos dice cuándo una
acción nuestra es pecado ante Dios, ante la Iglesia y ante los demás, y esa
misma conciencia nos dice si ese pecado es grave o venial. El problema se
plantea cuando lo que es pecado grave para uno, sin embargo, para otro no lo
es. Esto depende de las circunstancias concretas de cada persona y de cada
lugar. Voy a poner un ejemplo muy
concreto: la Misa. Es doctrina de la Iglesia que faltar a Misa un domingo es
pecado grave. Ya en la carta a los Hebreos se queja S. Pablo de las faltas de
cristianos a las Eucaristías: “No abandonéis
las asambleas como algunos suelen hacerlo, sino más bien animaos unos a otros”
(Hb. 10, 25a). Pero no es lo mismo esta falta en una persona que en otra; por
ejemplo, no es lo mismo si falta a Misa una persona enferma o anciana, que en
otra sana. No es lo mismo tampoco en cuanto al lugar, vg. si una persona falta
a Misa en Oviedo (en donde hay Misas a cada hora y en cada esquina), estando en
buena salud[1], que otra persona que tuviese
que andar dos horas de camino por malos caminos de piedras y barro para poder
acercarse a la iglesia.
* Asimismo y conectado con lo
anterior hay otro problema más grave que está subyacente y es el de la
conciencia bien o mal formada. Todos los cristianos tenemos la obligación de
formarnos para conocer el Evangelio de Jesús y la doctrina de la Iglesia (con
estudio personal y con reuniones en nuestras parroquias o grupos cristianos).
Y éste es hoy uno de los grandes pecados actuales, el no formarnos, el huir de
la formación de nuestras conciencias. ¿Qué hacemos, concretamente, para formarnos como cristianos y para formar
nuestra conciencia? Por lo tanto, en segundo lugar la lectura
espiritual y el estudio de las cosas de Dios, a través de la Biblia y de la
doctrina de la Iglesia, nos ayudarán a discernir cuándo una acción concreta es
pecado mortal o venial.
*
En tercer lugar, respecto a la
materia existen algunos temas que por sí mismos ya son pecado grave, por
ejemplo, lo contenido en los diez
mandamientos. Aunque también es cierto que dentro del pecado mortal haya
más o menos agravantes o atenuantes: por ejemplo, el lugar, la formación y la
educación de la persona, la salud, la falta de libertad, etc. Habría que ver cada caso en particular.
*
En cuarto lugar la consulta a personas preparadas, por
ejemplo, a sacerdotes, bien sea en una conversación normal, durante la
confesión o durante la dirección espiritual. Habitualmente, cuando la gente se acerca a mí para preguntarme sobre
estos temas, lo que quiere saber es si una situación es pecado o no, si es
pecado mortal o venial. Es decir, quieren una respuesta concreta y rápida sobre
sus dudas, pero quiere que la respuesta se la den desde fuera. Yo procuro no
dar respuestas de sí o no, sino dar criterios que puedan servir a esas personas
para esa situación concreta y para otras que se les presenten y, de este modo,
maduren en la fe y sean cada vez más autónomas. Asimismo, busco que las
respuestas se las vayan dando ellos mismos ayudados por mis preguntas y
observaciones. Entiendo que este modo de hacerlo es el mejor.
[1] Un hecho que observo con bastante perplejidad en estas parroquias de Tapia
de Casariego es el caso de fieles que se acercan a comulgar sin haber confesado antes y habiendo
faltado a Misa sin ningún tipo de problema o de dificultad por su parte. En
este supuesto se estaría faltando al tercer mandamiento de la Ley de Dios:
santificarás las fiestas.
Buenas tardes ,...tema complicado hoy en día hablar del pecado ! Donde la gente cree que todo está permitido ... Y todo se puede .... Los otros días a la salida de Misa escuche a unos jóvenes que decían eso que hiciste no importa total Dios es misericordioso ! Y yo me acorde de que en mi época se decían Niña ten temor de Dios ! Pues tus actos con vistos por El ...su haces algo malo ve y confiésate ....hoy veo los confesionarios vacíos ... Y que a todos le da lo mismo ...hasta en algunos países está permitido el aborto ....
ResponderEliminarCreo que no se ha evolucionado ... Sino al revés es una pena muy grande
Tengan un lindo fin de semana !
¿Que es el pecado para mí?, pues mi conciencia,ella gracias a Dios me dice lo que hago bien o mal,también lo que es pecado mortal o venial. Hace unos 40 años todo era pecado,conocí gente que todavía hoy eso lo lleva mal.Tampoco es pecado,cuando tienes que cuidar a una persona que está enferma,o tienes algo muy importante para Dios,en el momento de ir a misa.Muy importante ir a misa,pero también que eso nos lleve hacer cosas a favor de los demás no solo oír misa y ya todo está hecho. Yo no quiero temer a Dios,quiero amarlo y que ame tal como soy,pero dándome cuenta que tengo que pedirle perdón.Él, es Padre y lo necesito.Si que estoy de acuerdo,con lo de los confesionarios vacíos.También con el cura que vayas a confesar,los hay que todo vale. Un abrazo,y que la Virgen de los Dolores nos abrace continuamente.
ResponderEliminarGracias Andres por sus enseñanzas.por formar nuestras conciencias con una dedicacion plena.Que Dios le siga dando esa clarividencia sobre los asuntos de la fe para poder transmitirla.un saludo
ResponderEliminarFantástica!!que Dios te bendiga
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