25-3-16 SERMON
DE LA SOLEDAD
En el
sermón de la Soledad de este año simplemente quiero tomar como base el himno
del “Stabat Mater dolorosa”, el cual
se dice que fue compuesto hacia el siglo XIII. Este himno está compuesto ante
una imagen que nos transmiten los evangelios: Jesús crucificado tenía a su lado
a su madre, a María Magdalena, a otras mujeres y a san Juan evangelista (Jn.
19, 25-26).
James Tissot (1886-1894)
El compositor de este himno-oración miraba a Jesús y miraba a su
madre, María, y de su corazón salieron estas palabras:
1
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Stabat Mater dolorosa
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Estaba la Madre dolorosa
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juxta crucem lacrimosa,
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junto a la Cruz llorosa
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dum pendebat filius.
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en que pendía su Hijo.
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Cuyus animam gementem
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Su alma gimiente,
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contristantem et dolentem
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contristada y doliente
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pertransivit gladius
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atravesó la espada.
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2
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O quam tristis et afflicta
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¡Oh, cuán triste y afligida
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fuit illa benedicta
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estuvo aquella bendita
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Mater unigeniti.
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Madre del Unigénito.
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Quae moerebat et dolebat.
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Languidecía y se dolía
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Pia Mater, cum videbat
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la piadosa Madre que veía
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Nati poenas incliti
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las penas de su excelso Hijo[1].
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3
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Quis est homo qui non fleret,
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¿Qué hombre[2] no
lloraría
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Matrem Christi si videret
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si a la Madre de Cristo viera
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In tanto supplicio?
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en tanto suplicio?
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Quis non posset contristari,
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¿Quién no se entristecería
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Piam matrem contemplari
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a la Madre contemplando
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Dolentem cum filio?
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a su doliente Hijo?
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4
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Pro peccatis suae gentis
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Por los pecados de su gente
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vidit Jesum in tormentis
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vio a Jesús en los tormentos
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Et flagellis subditum.
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y doblegado por los azotes.
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Vidit suum dulcem natum
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Vio a su dulce Hijo
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Morientem desolatum
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muriendo desolado
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Dum emisit spiritum.
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al entregar su Espíritu.
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5
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Eia mater, fons amoris,
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Ea, Madre, fuente de amor,
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Me sentire vim doloris
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hazme sentir tu dolor,
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Fac, ut tecum lugeam.
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contigo quiero llorar.
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Fac
ut ardeat cor meum
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Haz que mi corazón arda
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In amando Christum Deum,
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en el amor de mi Dios
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Ut sibi complaceam.
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y en cumplir su voluntad.
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6
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Sancta mater, istud agas,
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Santa Madre, yo te ruego
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Crucifixi fige plagas
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que me traspases las llagas
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Cordi meo valide.
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del Crucificado en el corazón.
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Tui nati vulnerati
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De tu Hijo malherido
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Iam
dignati pro me pati,
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que por mí tanto sufrió
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Poenas mecum divide!
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reparte conmigo las penas
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7
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Fac me vere tecum flere,
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Déjame llorar contigo
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Crucifixo condolere,
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condolerme por tu Hijo
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Donec ego vixero.
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mientras yo esté vivo.
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Juxta crucem tecum stare
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Junto a la Cruz contigo estar
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et me tibi sociare
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y contigo asociarme
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In planctu desidero.
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en el llanto es mi deseo.
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8
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Virgo virginum praeclara,
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Virgen de Vírgenes preclara
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Mihi iam non sis amara,
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no te amargues ya conmigo
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Fac me tecum plangere.
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déjame llorar contigo.
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Fac
ut portem Christi mortem,
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Haz que llore la muerte de Cristo
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Passionis fac sortem
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hazme socio de su Pasión,
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Et plagas recolere.
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haz que me quede con sus llagas.
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9
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Fac me plagis vulnerari,
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Haz que me hieran sus llagas
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fac me cruce inebriari
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haz que con la Cruz me embriague
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et cruore Filii.,
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y con la Sangre de tu Hijo.
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Flammis ne urar succensus
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Para que no me queme en las
llamas
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Per te virgo, sim defensus
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defiéndeme tú, Virgen santa,
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In die judicii.
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en el día del juicio.
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10
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Christe,
cum sit hinc exire,
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Cuando, Cristo, haya de irme,
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da per matrem me venire
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concédeme que tu Madre me guíe
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ad palmam victoriae
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a la palma de la victoria.
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Quando corpus morietur
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Y cuando mi cuerpo muera,
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Fac ut animae donetur
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haz que a mi alma se conceda
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Paradisi gloria.
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del Paraíso la gloria.
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Amen.
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Amén.
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[1]
En los párrafos 1 y 2 se nos trata de describir la situación en la que se
encontraba la Virgen María: ella estaba a
los pies de una cruz en la que colgaba su hijo Jesús. Como no podía ser de otro
modo, María estaba “dolorosa” y “llorosa”, pues veía a su hijo que se estaba
muriendo. Moría, no por enfermedad o por accidente, sino porque lo estaban
matando y, además, de un modo cruel. La muerte en cruz en una de las muertes
más horribles que existen y que el hombre ha inventado. Al crucificar a un
hombre se le mata, pero no de repente, sino alargando el suplicio durante
horas. El hombre crucificado tiene unos dolores horribles, pues le han horadado
sus manos y sus pies. Tiene unos dolores horribles, pues su cuerpo se sostiene
sólo y exclusivamente en esos clavos que atraviesan sus miembros. El hombre
crucificado padece una sed tremenda, pues tiene una gran pérdida de sangre. El
hombre crucificado padece las asfixia, al no poder respirar libremente, pues
sus pulmones están oprimidos por las costillas y ello le impide tomar aire. El
hombre crucificado es consciente de que lo están matando, de que se le escapa
la vida. El hombre crucificado ve a su lado a su madre “dolorosa” y “llorosa”. Y la madre veía también, como nos dice el himno, “las
penas de su excelso Hijo”. En estos dos primeros números es la Madre Dolorosa la
protagonista: es de ella de quien se dice que está “dolorosa” y “llorosa”. Es
de ella de quien se dice que tenía un “alma gimiente, contristada y doliente”.
Es de ella de quien se dice estaba “triste y afligida”. Es de ella de quien se
dice que “languidecía y se dolía” al ver a su hijo sufrir de aquella manera.
[2] En el número 3 de este
himno-oración trata el compositor de meternos a todos los hombres en la
piel de María, en los sentimientos de la Madre de Jesús. En efecto, habría que tener el corazón muy duro para no
condolerse con el sufrimiento de una madre que está viendo morir a su hijo. El
Jueves Santo por la mañana tuve que ir a bendecir una casa nueva que un joven
matrimonio está estrenando. Al bendecir la casa estaban los esposos y una niña
pequeña, de unos 3 años, a la que la madre le decía que ella tenía mucha suerte
por tener una casa, pues había otros niños que no tenían más que una caja de
cartón por casa, según acababan de ver en la televisión. Cuando terminé de
bendecir la casa, me preguntó el matrimonio que cuánto me debía por la
bendición de la casa y les dije que nada. Entonces me dieron una limosna para
los pobres y la niña, de lo suyo también me dio 1,10 € como limosna para los
pobres. Así, de esta forma tan sencilla los padres trataron de que su hija
comprendiera la situación de otras personas que no tenían casa como ella y que
ella se involucrara de algún modo. De esta misma manera, el compositor del
himno-oración trata de que comprendamos la situación por la que pasa María y
que nos involucremos en ella: “¿Qué hombre
no lloraría si a la Madre de Cristo viera en tanto suplicio? ¿Quién no se
entristecería a la Madre contemplando a su doliente Hijo?”
Yo le pido a Nuestra Madre María,Que sufrió tanto al ver a su hijo clavado en la cruz,que llene de amor y de paz a todas las madres,que por cualquier causa ,pierden a sus hijos,yo siempre,pienso en esas madres que sus hijos mueren de hambre,os imagináis amigos no tener que darles de comer.Y la vida nos pasa y creo que ya nos acostumbramos a que eso sea normal.Yo cuando rezo el Rosario,quiero ver la imagen de la virgen,y muchas veces la veo llorando por su hijo.Esa imagen,que nos puso el padre Andrés,me hiere en lo más profundo.
ResponderEliminarMadre,Tú,que perdiste a tu Hijo,viéndolo morir en una cruz,
sin que hiciese ningún mal,
al contrario,ayudando a los pobres,a los enfermos,acercándose a los leprosos,besándolos,abrazándolos.
Madre,te pido fuerza,para poder parecerme un poquito a Ti,también ,te pido por todas las personas ,que no tienen fe,y que no conocen esa felicidad,que nos transmite Esa fe,de la caridad,y la esperanza.
Ya sabéis,que yo no sé escribir,solo pongo,lo que me sale del corazón.Un abrazo.Y para nuestro Padre Andrés,otro abrazo,que lo queremos mucho,y que se cuide.Con tanto trabajo tenemos miedo a que se enferme.