10-5-2015 DOMINGO VI DE PASCUA (B)
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Homilía de audio en MP3
Queridos hermanos:
Homilía de audio en MP3
Queridos hermanos:
En
el evangelio de hoy aparece la palabra “PERMANECER” en tres ocasiones y
concretamente en las tres primeras frases del texto leído: “permaneced en mi amor. Si
guardáis mis mandamientos, permaneceréis
en mi amor; lo mismo que yo he guardado los mandamientos de mi Padre y permanezco en su amor”.
Vamos
a tratar de profundizar en la homilía de hoy en esta palabra. Imaginemos que
vamos a subir una escalera y hemos de subir varios peldaños para alcanzar algo
de sabiduría en este tema.
-
Primer peldaño. Según nos cuenta la
Biblia, el pueblo de Israel siempre ha estado en movimiento. En sus orígenes
fue un pueblo nómada (Abraham y lo mismo sus descendientes), y posteriormente
ha sido un pueblo exiliado y ha vivido como extranjero en varias ocasiones (con
los asirios, con los babilonios, con los romanos…). Por ello, el pueblo de
Israel no ha experimentado nunca verdaderamente lo que significa ‘permanecer’.
Así, en hebreo no existe una palabra que designe esta idea. Cuando un israelita
quería decir algo parecido a ‘permanecer’, utilizaba expresiones que describían
a un hombre sentado, o las tiendas de los pastores plantadas en donde habitualmente
había pastos…
Sin
embargo, este pueblo israelita
siempre en marcha, de un lugar para otro, como
nos cuenta el Antiguo Testamento, siempre
soñó con reposar de sus fatigas, de las persecuciones que sufría y con vivir en
paz en la tierra que Dios le había prometido. Este pueblo soñó con PERMANECER en un lugar, y con tener paz y
tranquilidad para criar a sus hijos, y con tener una casa estable.
-
Segundo peldaño. Ya por lo que se
refiere al Nuevo Testamento, en él se nos dice que “este mundo es pasajero” (1 Co. 7, 31). En este mundo se marchita
la hierba (Mt. 6, 30), se consumen todos los animales y los hombres (Is. 40,
8). Y el mismo Jesús nos dijo en el evangelio: “Cielo y tierra pasarán, pero mis palabras no pasarán” (Mt. 24,
35). También nos dice San Pablo que desaparecerán las profecías, la ciencia; lo
único que no desaparecerá es el amor (1 Co. 13, 8). No existe en este mundo una
morada perpetua, una ciudad eterna, una casa para siempre (Hb. 13, 14). “Nosotros sabemos, en efecto,
que si esta tienda de campaña –nuestra morada terrenal– es destruida, tenemos
una casa permanente en el cielo, no construida por el hombre, sino por Dios” (2
Co. 5, 1).
Los israelitas buscaban una tierra, una
casa, un hogar para habitar, para residir, para estar, para permanecer, pero
todo esto que buscaban era material y tangible. Sin embargo, Jesús nos enseñó
que lo material y tangible es necesario para los hombres, mas estas cosas no son
para siempre. Lo de aquí no permanece. Lo de Dios sí que permanece.
-
Tercer peldaño. En efecto, Dios es el único que siempre perdura. Él es
la roca estable sobre la que hay que apoyarse. “Tu palabra, Señor, permanece para siempre, está firme en el cielo. Tu
verdad permanece por todas las generaciones” (Slm. 119, 89-90). El hombre
que se apoya en Dios, es un hombre que permanece. Hay un texto precioso usado
por el profeta Jeremías para expresar esta idea: “¡Bendito el hombre que confía en el Señor y en Él tiene puesta su
confianza! Él es como un árbol plantado al borde de las aguas, que extiende sus
raíces hacia la corriente; no teme cuando llega el calor y su follaje se
mantiene frondoso; no se inquieta en un año de sequía y nunca deja de dar
fruto” (Jr. 17, 7-8).
-
Cuarto peldaño y rellano. Permanecer no es inmovilismo, no es
rigidez, ni cobardía, ni pereza, ni comodidad. Jesús siempre es movimiento.
Jesús es siempre dedicación a los hombres y a la voluntad de Dios. Por eso,
quien permanece en el amor de Jesús debe de estar siempre olvidándose de sí
para estar volcado hacia los demás. El que permanece no es ni debe ser un
egoísta, ni un autista, ni un cobarde. El
que permanece de verdad, y como nos dice Jesús en el evangelio, es un hombre
que, olvidándose de sí, vive por y para los demás, por y para Dios.
Permanecer tiene que ver con la fidelidad a
la palabra dada, a las personas, a Dios, a los compromisos contraídos.
Permanecer tiene que ver con la constancia
y con la perseverancia, aunque a uno le fallen las fuerzas, aunque viva su
entrega en medio de la soledad (pienso en los que acompañan día y noche a sus
padres con Alzheimer), aunque viva su entrega en medio de la ingratitud y el
fracaso (pienso en los padres que atienden a sus hijos inmersos en la droga y
que no son capaces de salir de ella).
Sí, permanecer tiene que ver, como bien nos
dice Jesús en el evangelio, con el amor.
Habrá alguien
que pregunte por el cuento de cada homilía. En esta ocasión es éste:
“Un hombre, su
caballo y su perro iban por una carretera. Cuando pasaban cerca de un árbol
enorme cayó un rayo y los tres murieron fulminados. Pero el hombre no se dio
cuenta de que ya había muerto y prosiguió su camino con sus dos animales...
La carretera era
muy larga y colina arriba. El sol era muy intenso, y ellos estaban sudados y
sedientos. En una curva del camino vieron un magnífico portal de mármol, que
conducía a una plaza pavimentada con adoquines de oro. El caminante se dirigió
al hombre que custodiaba la entrada y entabló con él el siguiente diálogo:
- Buenos días.
- Buenos días -
Respondió el guardián.
- ¿Cómo se llama
este lugar tan bonito?
- Esto es el
Cielo.
- ¡Qué bien que
hayamos llegado al Cielo, porque estamos sedientos!
- Usted puede
entrar y beber tanta agua como quiera. Y el guardián señaló la fuente.
- Pero mi
caballo y mi perro también tienen sed…
- Lo siento
mucho -dijo el guardián-, pero aquí no se permite la entrada a los animales.
El hombre se
levantó con gran disgusto, puesto que tenía muchísima sed, pero no pensaba
beber solo. Dio las gracias al guardián y siguió adelante. Después de caminar un
buen rato cuesta arriba, ya exhaustos los tres, llegaron a otro sitio, cuya
entrada estaba marcada por una puertecita vieja que daba a un camino de tierra
rodeado de árboles. A la sombra de uno de los árboles había un hombre echado,
con la cabeza cubierta por un sombrero. Posiblemente dormía.
- Buenos días
-dijo el caminante. El hombre respondió con un gesto de la cabeza.
- Tenemos mucha
sed, yo, mi caballo y mi perro.
- Hay una fuente
entre aquellas rocas -dijo el hombre, indicando el lugar-. Podéis beber tanta
agua como queráis.
El hombre, el
caballo y el perro fueron a la fuente y calmaron su sed. El caminante volvió
atrás para dar las gracias al hombre.
- Podéis volver
siempre que queráis -le respondió éste.
- A propósito
¿Cómo se llama este lugar? -preguntó el hombre.
- EL CIELO.
- ¿El Cielo?
- Sí.
- ¡Pero si el
guardián del portal de mármol me ha dicho que aquello era el Cielo!
- Aquello no era
el Cielo; aquello era el Infierno -contestó el guardián. El caminante quedó
perplejo.
- ¡Deberíais
prohibir que utilicen vuestro nombre! ¡Esta información falsa debe provocar
grandes confusiones! -advirtió el hombre.
- ¡De ninguna
manera! En realidad, nos hacen un gran favor, porque allí se quedan todos los
que son capaces de abandonar a sus mejores amigos...”
El amor auténtico permanece para siempre. El que no
es auténtico se desvanece ante cualquier dificultad, por ejemplo, ante la sed,
como en el cuento.
Que bellas palabras .... Y si Andrés añoraba tus cuentos ... Sabes todos los guardo luego los ilustró,para leerle después a mis nietos ..para junio llega el primero ... Mateo ....y dejárselos como recuerdos ..es que son tan claros y ejemplificadores ,...
ResponderEliminarPermanecer que bella palabra y bello significado le has dado ..permanecer en el amor ...al Padre ... Y al prójimo ...
Gracias Andrés ..
Quiero comentar un poco a mi entender la palabra PERMNECER.lo único que permanece y permanecerá para siempre es el Evangelio,que dice permaneced en Mí amor para que vuestra alegría llegue a la plenitud,cielo y tierra pasarán ,pero mis palabras no pasaran,porqué Jesús es amor y eso permanece para siempre.Nuestra tienda de campaña que es donde habitamos aquí en la tierra es pasajera,pero tendremos nuestra permanencia con Cristo en el cielo.Dios es el único que perdura,porqué para nosotros la palabra permanecer es inestable,inestable,en el matrimonio,en el amor a nuestros mayores,a nuestros amigos,en el amor a Dios etc.Dice Jesús que debemos permanecer en la constancia y perseverancia y no abandonar a la pimera de cambio, por eso lo del cuento tiene razón Ana,es precioso y nos dice mucho,a parte de querer a los demás también ,debemos querer a los animales y las cosas que Él creo,entonces nos dirá pasa y permanece conmigo para siempre.Bendito sea Dios
ResponderEliminarQuerido Cura de Tapia,
ResponderEliminarGracias por tu trabajo, como siempre. Muy buena la homilía y precioso el cuento que, aunque para mí es viejo, siempre le saco sustancia.
Hoy me he fijado en el comentario del guardián, cuando le advierte el caminante que debería denunciar el engaño del vecino al llamar cielo al infierno, y le contesta que, al contrario, que esa publicidad engañosa le hace un favor porque sirve de criba para que allí sólo lleguen los buenos de corazón.
Es verdad que la vida te pone pruebas que a simple vista pudieran parecer cargas pero, al final, ves que todo es en tu provecho. Que todo es para tu bien y para que sigas creciendo y fortaleciendo tu interior.
Buena semana!
Un abrazo para cada un@
Siempre me ha emocionado mucho esta frase del Evangelio: "Permaneced en mi Amor". Permaneced en el Amor de Dios, en el amor de las personas que amas, en el amor de las personas que ya están para siempre en el Amor de Dios.
ResponderEliminarEste permanecer, para mí es en realidad una búsqueda: La búsqueda del Cantar de los Cantares: "En mi lecho por la noche, busqué al amor de mi alma, lo busqué y no lo encontré. Me levanté y recorrí la ciudad, buscando al amor de mi alma..." La búsqueda de María Magdalena: "Se han llevado a mi Señor y no sé dónde lo han puesto. Si tú te lo has llevado, dime dónde lo has puesto, y yo lo recogeré." La del salmista: "Oh Dios, Tú eres mi Dios, por Ti madrugo. Mi alma está sedienta de Ti." Y nuevamente el Cantar: "Me levanté para abrir a mi amado, pero mi amado ya se había marchado. ¡El alma se me fue tras él!"
Busco sin parar a Dios para intentar permanecer en su amor... Afortunadamente, sé que el Amor de Dios siempre permanecerá en mí.