31-5-2015 SANTISIMA TRINIDAD (B)
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Homilía de audio en MP3
Queridos hermanos:
Homilía de audio en MP3
Queridos hermanos:
El domingo
pasado os hablaba de la Secuencia de Pentecostés y comentaba algunos de sus
párrafos. Quería que conocieseis un poco más al Espíritu Santo. Quería que
amaseis un poco más al Espíritu santo. Y es que no podemos amar aquello que no
conocemos. En efecto, ¿cómo vamos a amar al Espíritu Santo si no lo conocemos?
Pero, ¿es que deseamos conocer al Espíritu Santo?
Vivimos en un
mundo en el que nos movemos por lo que nos gusta, o por lo que nos es útil, o
por lo inmediato (es decir, algo que nos sirva para… ¡ya!). Si tenemos que
esperar un tiempo a sacar rendimiento a algo, ya nos cuesta más trabajo
desearlo, esperarlo y luchar por ello.
Las cosas de
Dios no son muy deseadas en el mundo de hoy, al menos en España. ¿Por qué? Pues
porque no nos gustan ni nos atraen en general demasiado, no nos son útiles ni
nos reportan una gratificación inmediata. Sin embargo, las cosas de Dios son importantes, son eternas y están presentes en
nosotros en cualquier circunstancia y tiempo. Si tenemos la primera
perspectiva en nuestra vida (lo que nos gusta, lo útil y lo inmediato), nos
costará comprender las cosas de Dios. Si tenemos la segunda perspectiva (lo importante,
lo eterno, lo que siempre y en todo momento está), entonces sí que
comprenderemos mejor las cosas de Dios. Desde esta segunda perspectiva vamos a
seguir tratando de profundizar en algunas de las frases de la Secuencia de
Pentecostés.
Entra hasta el fondo del alma,
divina luz, y enriquécenos.
divina luz, y enriquécenos.
Sí,
pidamos al Espíritu Santo que nos
enriquezca con buenas acciones, con buenos sentimientos, con buenos amigos,
con buenas palabras, con paz, con sosiego, con luz, con certeza, con compañía,
con perdón, con cariño…
Mira el vacío del hombre,
si tú le faltas por dentro;
si tú le faltas por dentro;
¡Qué
difícil le es al hombre darse cuenta de lo vacío que está, si Dios no le llena!
El domingo pasado leía en un periódico que van a llevar al cine la historia de
un chico crecido en Cataluña. Estaba obsesionado con las armas. Era uno de los
mejores coleccionistas de armas en España, a pesar de su juventud. Se fue con
22 años a Afganistán como francotirador y mató a un talibán. A los dos meses de
esta ‘hazaña’ regresó a España. Dice que no se arrepiente de haber matado a un
hombre, pero que tampoco está orgulloso de ello. Aún
hoy se pregunta quién sería aquel hombre al que abatió, si tendría familia,
amigos… La directora de la película conversó con él largamente y dice
que encontró a un chico ‘totalmente deprimido y desorientado’. Ahora sus
fantasías guerreras y con las armas quedan muy atrás. Aquella muerte le cambió;
aquella ‘hazaña’ le hizo otro hombre.
Sólo Dios llena
nuestro corazón, pues, como decía San Agustín, “nos has hecho, Señor, para ti y nuestro corazón
está inquieto hasta que descanse en ti”. Podemos pasar toda
una vida comiendo, durmiendo, trabajando, divirtiéndonos, sufriendo,
alegrándonos…, pero sin vivir. La vida pasa por nosotros, pero nosotros podemos
no pasar por la vida. Muchas veces recuerdo que hacia 1981 mi hermano cumplía
el servicio militar en El Ferral (cerca de León), y todo su afán era tener
algunas horas libres para ir a la ciudad, vestir de civil y meterse en una
discoteca. Pero esté afán obsesivo y perentorio eran común a muchos reclutas.
Nos llenamos de cosas que sacian de momento nuestra sed, pero que, al terminar
y tener que volver al cuartel, nos dejan más sedientes y ansiosos que antes. Sólo Dios sacia nuestra sed. Sólo Dios
llena nuestro vacío. Sólo Dios… y las cosas de Dios.
Hace ya un
tiempo “un experto en empresas en Gestión
del Tiempo quiso sorprender a los asistentes a su conferencia. Sacó de debajo
del escritorio un frasco grande de boca ancha; lo colocó sobre la mesa junto a
una bandeja que contenía piedras del tamaño de un puño y preguntó: ‘¿Cuántas
piedras creen que caben en el frasco?’ Luego que los asistentes hicieron sus
conjeturas, empezó a meter piedras que llenaron el frasco. De nuevo preguntó el
experto: ‘¿Está lleno?’ Todo el mundo lo miró y asintió. Entonces sacó de
debajo de la mesa un cubo con piedras más pequeñas, metió parte de esas piedras
en el frasco y lo agitó. Las piedrecitas penetraron por los espacios que
dejaban las piedras grandes. El experto sonrió con ironía y repitió: ‘¿Está
lleno?’ Esta vez los oyentes dudaron: ‘¡Tal vez no!’ Y puso en la mesa un cubo
con arena que comenzó a volcar en el frasco. La arena se filtró en los pequeños
recovecos que dejaban las piedrecitas y la grava. ‘¿Está lleno?’, preguntó de
nuevo. ‘¡No!’, exclamaron los asistentes. ‘Bien’, dijo y cogió una jarra con un
libro de agua y la comenzó a verter en el frasco. El frasco aún no rebosaba.
Preguntó: ‘Bueno, ¿qué hemos demostrado hoy?’ Un participante respondió: ‘Que
no importa lo llena que esté tu agenda, si lo intentas, siempre puedes hacer
que quepan más cosas’. ‘¡No! –concluyó el experto-. Lo que esta demostración
nos enseña es que, si no colocas las piedras grandes primero, no podrás
colocarlas después’. ¿Cuáles son las piedras grandes de nuestra vida: tu
familia, tus amigos, tus sueños, la persona amada, tus semejantes, Dios, tu fe,
tus valores morales…? Recuerda: ponlas primero, y el resto encontrará su lugar”.
Con relativa
frecuencia sucede que un matrimonio hace una vida, más o menos, normal, pero él
o ella no cuidan demasiado la relación y las muestras de afecto con su cónyuge,
o más bien las descuidan abiertamente con faltas de respeto y maltratos. Con el
tiempo resulta que la mujer o el marido piden el divorcio y entonces el otro
cónyuge se echa las manos a la cabeza y está dispuesto a cambiar de modo
radical su forma de ser y de comportarse en el matrimonio, pero… ya es tarde.
Ya el otro cónyuge no siente nada y se le hace insoportable estar al lado de él
o de ella. También sucede con alguna frecuencia que los padres o uno de los
padres no cuidan demasiado el trato con sus hijos. Éstos se habitúan a vivir
sin esos padres o sin ese padre y, cuando él o ellos se dan cuenta y quieren
recuperar el tiempo perdido con los hijos…, ya es tarde. Los hijos ya no
quieren ni los necesitan.
Llenemos el
frasco de nuestra vida de las ‘cosas’ que importan, de las cosas que valen de
verdad, de lo que permanece, y no sólo de lo que nos gusta egoístamente, de lo
que nos es útil, de lo que nos gratifica aquí y ahora y sólo a nosotros. Y,
¿qué son esas ‘cosas’? La familia, los amigos, los hombres, los valores morales
(generosidad, verdad, honestidad…), Dios, la fe… De este modo el hombre estará lleno, pero lleno de lo que merece la
pena.
¡QUE ASI SEA!
Entra en el fondo del alma,divina luz y enriquecenos,cuando esa luz llega,no nos hace falta conocerla,con sentirla en nuestra alma,ya nos llena de alegría y de vida,además nos dicta el camino del amor y la paz,y ese camino nos lleva a la vida eterna.
ResponderEliminarMira el vacío del hombre,si tú le faltas por dentro.
Cuando tenemos muchas cosas,llega el momento que uno se aburre,y no le damos valor a las cosas.
En cambio cuando tienes poco y encima lo compartes,te da alegría lo poco que tienes y más alegría el compartir.porqué realmente lo que nos hace feliz es Dios por medio del Espíritu Santo,nos llena de todo,con una sensación de felicidad y alegría inmensa, yo me levanto cantando y me acuesto cantando,gracias Dios mio.Y por último lo de las piedras,primero colocar las grandes,para continuar colocando las pequeñas,y así todas encontraran su lugar.Bueno amig@s del Blog,ahora que os puse la cabeza loca,os mando un abrazo,y que el Espíritu santo nos acompañe para hacer un mundo un poco mejor.
Don Andres , cada semana estoy esperando y deseando leer estas omilias tan lindas que Usted son regala
ResponderEliminarQue Dios le bendiga
El Espiritu Santo cuánta falta nos hace si nos empaparamos bien de ÉL veriamos la vida y la viviriamos de otra manera ,por eso tenemos que orar mucho y pedirle que entre en todo nuestro ser.Y por lo del frasco me parece que todos tenemos uno muy grande y está repleto de cosas mal organizadas .Yo hablo por mi .Que no nos dejan meter las que de verdad nos hacen falta y las dejamos fuera ,por eso creo que lo primero que hay que hacer es vaciarlo y deshacernos de lo que no necesitamos de lo que no nos llena y empezar a meter por orden lo que mas vale en esta vida que son todos los ejemplos que muy bien nos señala ÉL PADRE ANDRÉS.Que el SEÑOR LO GUARDE Y LO BENDIGA
ResponderEliminarDios mìo Andrés qué homilía más buena!!! El ejemplo del frasco es total!!, yo q m aficiono a "meter" lo superfluo, q el E.Santo me NOS ilumine y ayude a selecionar e introducir a Jesús en el frasco d la vida. M encanto, eres un fenómeno!!!!
ResponderEliminarQue así sea Andrés ! Hermosa homilia ..... Que llena el alma ... Y hace pensar gracias ....
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