jueves, 29 de septiembre de 2022

Domingo XXVII del Tiempo Ordinario

2-10-2022                   DOMINGO XXVII TIEMPO ORDINARIO (C)

                                          Hab.1, 2-3; 2, 2-4; Slm. 94; 2 Tim. 1, 6-8.13-14; Lc. 17, 5-10

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Queridos hermanos:

            Ha terminado el período vacacional y comenzamos el curso 2022-2023. ¿Qué nos depararán estos meses venideros? No hablo en el ámbito social y político, sino más bien en el personal: es decir, en los ámbitos familiares, de amistades y sobre todo en el ámbito espiritual. ¿Qué regalos nos hará el Señor durante este curso que está comenzando? ¿Qué dones y gracias repartirá entre nosotros? ¿Avanzaremos un poco más en nuestra vida de fe y en nuestra vida cristiana?

            - Me gustaría que, en este curso, Dios entrara un poco más en nuestro espíritu. ¿Cómo? Pues con cosas muy sencillas. Más que hacer grandes cosas o muchas cosas pienso que se trata de cambiar algunas percepciones de la vida, y ello implica cambios interiores, que luego salen al exterior en nuestros hechos, gestos o palabras. Vamos con un sencillo ejemplo: hace un tiempo, al regresar del cementerio con un chico de la funeraria, este me comentó: “Como decía un jefe mío: ‘Bueno, un día más de trabajo y un día menos de vida’”. Inmediatamente me di cuenta de que esta expresión es correcta…, desde el punto de vista humano. En efecto, en este día hemos estado trabajando, por lo tanto echemos en nuestra contabilidad particular ‘un día más de trabajo’. Asimismo, en este día hemos agotado 24 horas más de nuestra vida terrenal y ya nos falta una jornada menos para morir. Pero… visto desde el punto de vista de Dios, la frase tendría que ser más o menos así: “1) Un día más de trabajo… para el bien de mi familia, para el bien de la sociedad. Un día más colaborando con Dios en esta maravillosa creación que Él nos ha regalado. 2) Sí, es verdad, también un día menos de vida terrenal; sí, porque nacemos para morir. 3) Sin embargo, y esto es lo fundamental, un día menos para llegar a la VIDA ETERNA. Sí, ya nos falta menos para llegar a su Reino y a los brazos de Dios”. Así redactado este párrafo, la frase primera y el hombre que la pronuncia se despojan de todo el fatalismo que rezumaban las ideas de aquel jefe del chico de la funeraria y con este nuevo párrafo se llena de esperanza el hombre que vive en  este mundo.

            En el siguiente hecho que os narro se ven claramente las diferencias de dos personas que actúan, una solamente desde el punto de vista humano, y otra desde el punto de vista divino: “Un turista en la India visitó un hospital de leprosos. Allí vio a una religiosa curando las carnes podridas de un pobre leproso. Asqueado frente a lo que tenía delante le dijo a la religiosa: ‘Yo no haría eso que Vd. está haciendo ni por un millón de dólares’. Ella respondió: ‘Vea Vd., ni yo tampoco lo haría ni por un millón de dólares’. Asombrado el turista le preguntó: ‘¿Cuánto le pagan por hacerlo?’ La religiosa dibujó una sonrisa de felicidad y como quien no da importancia a las palabras le respondió: ‘No me pagan nada. Lo hago por amor’”. En efecto, desde el punto de vista humano, aquel turista tenía toda la razón para ver en el trabajo de la religiosa una tarea de asco, que se repetía día tras día y que le iba quitando días, semanas y meses de su vida terrena sin que la condujera a nada nuevo ni bueno. Pero la religiosa, que veía su trabajo desde el punto de vista de Dios, era capaz de vivir aquellos mismos hechos, que para el turista eran horribles, como un regalo a su corazón. Sí, cuando uno hace las cosas por amor y por Dios, recibe uno mucho más de lo que puede dar.

            - Decía un poco más arriba que me gustaría que, en este curso, Dios entrara un poco más en nuestro espíritu. ¿Cómo? En la segunda lectura que acabamos de escuchar san Pablo nos propone algunas pautas (él se lo decía a Timoteo, pero podemos poner cada uno nuestro propio nombre): “Reaviva el don de Dios, que recibiste […]; porque Dios no nos ha dado un espíritu cobarde, sino un espíritu de energía, amor y buen juicio. No te avergüences de dar testimonio de nuestro Señor y de mí, su prisionero. Toma parte en los duros trabajos del Evangelio, según la fuerza de Dios”.

            * Todos hemos recibido de parte de Dios una serie de dones y carismas para nuestro bien y para bien de todos: ¡¡Reavivemos esos dones y carismas y no dejemos que se mueran o que se pudran dentro de nosotros!!

            * A todos nosotros Dios nos ha dado un espíritu y un ánimo de amor, de buen juicio y de energía. ¡¡No nos acomplejemos ante la sociedad, ante las personas que nos rodean!! ¡¡Es mucho más grande lo que nos da Dios que lo que nos da el mundo!!

            * Dios no se avergüenza nunca de nosotros: seamos viejos o jóvenes, santos o pecadores, ricos o pobres, sanos o enfermos, listos o tontos… ¡¡Tampoco nos avergoncemos nosotros de Dios y de su santo Evangelio y de sus Palabras!!

            * Dios siempre está a nuestro lado. Siempre nos escucha, siempre nos ama, siempre nos perdona, siempre nos alienta… ¡¡Participemos también con Él en anunciar el Evangelio a todas las gentes!! Pensemos qué podemos hacer nosotros este curso 2022-2023 por Dios, por el Evangelio, por su santa Iglesia, por la parroquia, por las gentes que nos rodean… Hay ancianos y enfermos que visitar. Hay sagrarios que visitar. Hay pobres que atender. Hay niños que educar en la catequesis. Hay Misas que alegrar con nuestra participación activa y no podemos estar sólo como los bancos. En nuestros trabajos seamos diligentes y honrados. En nuestras familias seamos cariñosos y entregados. En el vecindario seamos participativos y generosos. ¡¡Que se note que nuestra fe en Jesucristo sale al exterior en palabras, acciones y gestos!!

            En este curso en las parroquias de la Unidad Pastoral de San Lázaro habrá catequesis de niños, catequesis familiar, de confirmación, formación de laicos, celebraciones de la Palabra, Eucaristías, coro parroquial, Caritas, Vida Ascendente, ejercicios espirituales, Cursillo de Cristiandad, rezo del rosario, limpieza de los templos, peregrinaciones, adoración ante el Santísimo… Podemos escoger en qué participar y así cumpliremos el mandato de Dios a través de su apóstol san Pablo: “Reaviva el don de Dios, que recibiste […]; porque Dios no nos ha dado un espíritu cobarde, sino un espíritu de energía, amor y buen juicio. No te avergüences de dar testimonio de nuestro Señor y de mí, su prisionero. Toma parte en los duros trabajos del Evangelio, según la fuerza de Dios”.

            Y al terminar el curso 2022-2023 podremos cumplir lo que nos dice hoy Jesús en el Evangelio: Cuando hayáis hecho todo lo mandado, decid: ‘Somos unos pobres siervos, hemos hecho lo que teníamos que hacer’”.

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