miércoles, 22 de junio de 2022

Domingo XIII del Tiempo Ordinario (C)

26-6-2022                              DOMINGO XIII TIEMPO ORDINARIO (C)

                                              1Re. 19, 16b.19-21; Slm. 15; Gal. 5, 1. 13-18; Lc. 9, 51-62

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Queridos hermanos:

            En el evangelio de hoy se nos cuenta que Jesús quiso ir a Jerusalén. Para ello tenía que pasar por una aldea y hacer noche allí, “pero no lo recibieron”. Asimismo en otra parte del evangelio Jesús dijo a sus discípulos que Él tenía “que padecer mucho, ser desechado por los ancianos, sumos sacerdotes y escribas, ser ejecutado”. En definitiva, hoy quiero hablaros un poco de las persecuciones que sufren Jesús y sus discípulos a lo largo y ancho de la geografía mundial y de la española.

            Veamos algunos casos en España:

            - Hace tiempo conocíamos el asalto a la capilla de la universidad complutense de Madrid. Dentro de la capilla había pintadas a favor del aborto libre y de la educación laica. Un símbolo feminista acompañaba los mensajes en el interior de la sala. Además, los autores han teñido con spray rojo parte del suelo, las paredes, los bancos, el rostro de la Virgen María y el sagrario.

            - No obstante, este tipo de acciones no se dan solo en ámbitos públicos. También acontecen en las familias. Hace un tiempo supe de este hecho: Un niño con siete años y sin bautizar pidió a sus padres ‘hacer la 1ª Comunión’. El niño estaba sin bautizar, porque los padres, que se consideran muy modernos y respetuosos, decidieron que el niño conociera primero por sí mismo varias religiones o el ateísmo y luego, más adelante, su hijo optara por lo que él quisiera. Pues bien, un día el niño pidió ‘hacer la 1ª Comunión’. La madre le preguntó la razón de ello y el niño respondió que quería comulgar para ser tan bueno como Jesús, como Dios (el niño iba a clase de religión en el colegio). La madre le dijo que, para hacer la 1ª Comunión, tenía que ir a la catequesis y el niño preguntó entonces: “Mamá, ¿y eso duele?” La reacción del padre al conocer el deseo de su hijo fue la siguiente: “Si no haces la 1ª Comunión, te llevo a Eurodisney a París”. A lo que la mujer le replicó que eso era hacer chantaje al niño, y que este podía hacer la 1ª Comunión, no hacer la comida en el restaurante e ir a Eurodisney entonces. ¿En qué quedó la cosa? Pues la verdad es que no lo sé.

            - Cuando el Papa Juan Pablo II vino a Valencia, a primeros de julio de 2004, unas 6.000 personas se dieron de baja (apostataron) de la Iglesia Católica. Por aquellos días se me acercaron un señor y su mujer, que llevaban en los Testigos de Jehová unos 30 años. Quería salirse de los Testigos, pero estos no les dejaban. Les han quitado el teléfono fijo y el móvil. Este matrimonio me llamó para volver a la Iglesia Católica, y tenían que llamar cuando salían a la calle y, además, desde una cabina telefónica. No sabían qué tenían que hacer para volver a la Iglesia Católica, si se tenían que bautizar otra vez o no. Tenían una hija, que fue bautizada únicamente por los Testigos de Jehová y no sabían si ella tenía que ‘bautizarse en católico’ también. Pregunta: ¿A quién les costó más dejar su religión: A los 6000 católicos españoles o esta familia de los Testigos de Jehová? Respuesta: En la Iglesia Católica se ha de entrar libremente, se ha de permanecer libremente y, consecuentemente, se puede uno marchar también libremente, cuando se quiera.

            - Termino con una carta del doctor José Manuel López, especialista en Oncología en el Hospital Universitario Marqués de Valdecilla de Santander (Cantabria). Hace tiempo publicó un curioso artículo en la sección de opinión del Diario Montañés, en el que aseguraba que marcaba por convencimiento todos los años la X en la casilla de la Iglesia Católica en su Declaración de la Renta. Y eso a pesar de declararse ateo: “Mi pensamiento y mi vida discurren ajenos a los dioses, en general, y al Dios de los católicos en particular. No comulgué ni fui confirmado, me casé por lo civil, mis dos hijos no fueron bautizados y han estudiado en escuelas laicas, como su padre. Por lo breve, digo, ni soy católico ni aguardo orientación de ninguna fe religiosa, la que fuere. ¿A qué viene, entonces, mi chocante postura de destinar la X del IRPF a la Iglesia Católica? Algunos la tildarán de gracieta simplona, otros de contradicción incomprensible, de inane provocación, etcétera. Nada opongo a tales opiniones, menos aún si sustentan la idea, más o menos refinada, de que seré aproximadamente un gilipollas. Pero si alguien desea curiosear en por qué un ateo marca su X a favor de la Iglesia, quizá le interesen mis tres razones principales:  

1. La Iglesia católica es históricamente la organización benéfica más eficiente. No estableceré un ranking de altruismo, pero yo, siendo ateo, dudo que los recursos administrados por la Iglesia sean desdeñables o necesariamente sustituibles: voto por mantenerlos.

2. Europa está obviando el catolicismo. Asistí recientemente a la misa dominical en un convento de clarisas, con su olor inefable a musgo e incienso. A mediodía, las monjas ocupan un coro, allá por el ábside; los fieles llenan la pequeña nave y el cura lee sugestivos textos, y lo hace bien, y por un momento me siento parte de algo más grande y más permanente que yo, algo que sosiega la respiración y atempera el pulso, sin necesidad de lapidar a nadie. Y luego visité otra iglesia, donde se cantaban bellísimas habaneras de tema religioso. Voto por ese espíritu de paz y concordia, aunque yo no sea creyente.

3. Estoy harto de la beligerancia que existe contra la Iglesia Católica en nuestra sociedad española. Justo por no serlo, me parece inexplicable el furor obsesivo por bajar los crucifijos de los colegios. No veo qué daño causan los símbolos de una fe que no me asiste, pero sí ilustra mi paisaje histórico y emocional. Me espanta el fanático que se jactaba de clausurar escuelas católicas o quemar frailes. No concibo que un absurdo revanchismo haga saludar a gobernantes infames  y ningunear al Papa, líder espiritual de muchos compatriotas. A mi juicio de ateo, es lógico y deseable que el Estado sea laico, pero sucede que España no lo es. Hay vida inteligente fuera del Estado, así que pongo la X para la Iglesia Católica. Doctor José Manuel López”.

            ¿Qué postura debemos mantener los católicos ante las persecuciones y desprecios que sufrimos? Los apóstoles Santiago y Juan lo tenían claro, según el evangelio de hoy: “Señor, ¿quieres que mandemos bajar fuego del cielo que acabe con ellos?” Pero Jesús rechaza esta postura categóricamente. Bien, si Jesús no quiere el ojo por ojo, ni el diente por diente, entonces ¿qué hacemos o qué debemos hacer? En el libro de los Hechos de los apóstoles se cuenta cómo estos fueron perseguidos, encarcelados y golpeados. ¿Qué hicieron ellos al ser perseguidos? ¿Clamar venganza o destrucción para sus enemigos? No. Ellos dijeron esto: “Ahora, Señor, mira sus amenazas, y permite a tus servidores anunciar tu Palabra con toda libertad: extiende tu mano para que se realicen curaciones, signos y prodigios en el nombre de tu santo servidor Jesús” (Hch. 4, 29-30).

            Por lo tanto, debemos estar muy unidos a Jesús. Solo cogidos de su mano seremos capaces de afrontar persecuciones y desprecios sin caer en el miedo, la cobardía, pero tampoco sin caer en el odio y la venganza.

            Debemos estar muy unidos entre nosotros. Debemos procurar vivir en fidelidad y coherencia con el evangelio en el que creemos. Debemos ser firmes y dar razón de nuestra fe sin acomplejarnos. Finalizo esta homilía con algunas pautas que san Pablo nos da en el capítulo doce de la carta a los romanos. Es un capítulo que a mí me gusta mucho: “Bendecid a los que os persiguen, bendecid y no maldigáis nunca […] No devolváis a nadie mal por mal. Procurad hacer el bien delante de todos los hombres […] Y en otra parte está escrito: Si tu enemigo tiene hambre, dale de comer; si tiene sed, dale de beber. Haciendo esto, le sacarás los colores. No te dejes vencer por el mal. Por el contrario, vence al mal, haciendo el bien (Rm. 12, 14.17.20-21).

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