30-7-17 DOMINGO
XVII TIEMPO ORDINARIO (A)
Como
os decía los dos domingos pasados, voy a repetir lo dicho en los ejercicios
espirituales que impartí en Oviedo y en Lugo en esta Cuaresma. Hoy, de la mano
del Papa Francisco, Comenzaré a hablar un poco de lo dicho por san Pablo a los
corintios en el capítulo 13. Digo
comenzaré, porque el fin de semana pasado me detuve sólo en la primera parte de
la homilía y no llegué a explicar nada del himno de la caridad de san Pablo.
Os recuerdo que el texto dice así: “El amor es paciente, es servicial; el amor
no tiene envidia, no hace alarde, no es arrogante, no obra con dureza, no busca
su propio interés, no se irrita, no lleva cuentas del mal, no se alegra de la
injusticia, sino que goza con la verdad. Todo lo disculpa, todo lo cree, todo
lo espera, todo lo soporta” (1ª Co 13,4-7).
Durante varios domingos
profundizaremos en este texto y haremos trece paradas para descubrir un poco
más qué es y cómo es el amor.
1.-
Paciencia
2.-
Actitud de servicio
3.-
Sanando la envidia
4.-
No hace alarde ni es arrogante
5.-
Amabilidad (no obra con dureza)
6.-
No busca su propio interés
7.-
No se irrita (sin violencia interior)
8.-
No lleva cuentas del mal (perdón)
9.-
Alegrarse con los demás
10.-
Disculpa todo
11.-
Confía
12.-
Espera
13.-
Soporta todo
1.-
Paciencia.
La paciencia la tiene Dios, que es “lento a la ira” (Ex 34,6; Nm 14,18).
Dios da tiempo al arrepentimiento. Por eso, la paciencia de Dios es signo de su
misericordia con el pecador. A partir de la paciencia de Dios, el Papa saca una
serie de indicaciones muy prácticas de cómo hemos de vivir la paciencia con los
demás: La paciencia “se muestra cuando la
persona no se deja llevar por los impulsos y evita agredir” (n. 91). “Tener paciencia no es dejar que nos
maltraten continuamente, o tolerar agresiones físicas, o permitir que nos
traten como objetos[1].
El problema es cuando exigimos que las relaciones sean celestiales o que las
personas sean perfectas, o cuando nos colocamos en el centro y esperamos que
sólo se cumpla la propia voluntad. Entonces todo nos impacienta, todo nos lleva
a reaccionar con agresividad. Si no cultivamos la paciencia, siempre tendremos
excusas para responder con ira, y finalmente nos convertiremos en personas que
no saben convivir, antisociales, incapaces de postergar los impulsos, y la
familia se volverá un campo de batalla […] Esta paciencia se afianza cuando
reconozco que el otro también tiene derecho a vivir en esta tierra junto a mí,
así como es. No importa si es un estorbo para mí, si altera mis planes, si me
molesta con su modo de ser o con sus ideas, si no es todo lo que yo esperaba.
El amor tiene siempre un sentido de profunda compasión que lleva a aceptar al
otro como parte de este mundo, también cuando actúa de un modo diferente a lo
que yo desearía” (n. 92).
2.-
Actitud de servicio.
“Pablo
quiere aclarar que la ‘paciencia’ nombrada en primer lugar no es una postura
totalmente pasiva, sino que está acompañada por una actividad, por una reacción
dinámica y creativa ante los demás. Indica que el amor beneficia y promueve a
los demás. Por eso se traduce como ‘servicial’” (n. 93). “Pablo
quiere insistir en que el amor no es sólo un sentimiento, sino que se debe
entender en el sentido que tiene el verbo ‘amar’ en hebreo: es ‘hacer el bien’”
(n. 94).
[1] Un día en
Covadonga: “Señora que de malos modos me
dice: ¡coge eso!... ¡extiende esto!” Pensaba que estaba hablando con su
marido.
Buenos días que bellas palabras ! Más en esta época que se está viviendo con tu permiso lo voy a compartir con mis hijos y esposo !!! Gracias Andrés me llego al
ResponderEliminarCorazón
La paciencia es amor.Pero demasiada paciencia fastidia,y eso puede llevar a la ira. Mi paciencia,es bastante impulsiva unas veces la tengo,y otros salto. Creo que con las personas que más paciencia tengo es con mis hijos y no digamos con mis nietos.Estoy de acuerdo con lo que dices padre,que una cosa es ser paciente y otra estar aguantando el dale, dale, todos los días.Me gustaría tener la mitad de la paciencia que tiene Dios conmigo porque siempre me perdona y mirad que caigo una y otra vez. Lo bueno que tiene eso, es que me da la oportunidad de pensar,reflexionar y eso me lleva a la paciencia de Dios conmigo.Eso es que me quiere,y yo lo quiero a Él. Hoy voy a meditar sobre ese tema,a ver lo que consigo.Un abrazo y que Dios nos bendiga
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