miércoles, 13 de agosto de 2025

Asunción de María (C)

 15-8-2025                   ASUNCIÓN DE LA VIRGEN MARÍA (B)

                                   Ap. 11,19a;12,1.3-6a.10ab; Slm. 44; 1 Co. 15,20-27a; Lc. 1,39-56

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Homilía en audio

Queridos hermanos:

            El rito de la luz y las velas está presente en la liturgia cristiana, en la católica. Por ejemplo, cuando se realiza un bautizo el sacerdote coge una vela y la acerca al cirio pascual, que representa la luz de Cristo, y entrega esa vela encendida al recién bautizado a través de sus padres y padrinos. Es la luz de Cristo la que recibimos. A la hora de morir, en nuestro funeral, también el cirio pascual está presente. Cristo nos da su luz al empezar la vida y al terminar esta vida terrena. Asimismo, en la Vigilia Pascual todos los asistentes a la celebración llevamos en nuestras manos velas para coger el fuego del cirio, que representa a Cristo resucitado.

            Hemos de caminar a lo largo de nuestra vida con esa vela encendida (la luz de Jesús). Esa luz que nos guía e ilumina, esa luz que nos calienta, esa luz que sirve también de guía e iluminación para otros, esa luz que hemos de ir pasando a otros, como a nosotros nos fue entregada.

            Esa luz, que representa a Cristo en nuestras vidas y nuestra fe, sufre muchas veces a la intemperie, le soplan los vientos y en ocasiones casi se apaga (son las dudas y los dolores o las alegrías que nos hacen encerrarnos en nosotros mismo u olvidarnos de Dios; los escándalos de si este cura o esta obispo hizo esto o lo otro; las cosas que no entendemos: si la Virgen es virgen o no, si resucitaremos o todo se acaba aquí…) o se apaga totalmente, como cuando perdemos la fe o la descuidamos. Entonces Cristo Jesús directamente o a través de otras personas vuelve a encendernos esa luz, si nos dejamos.

            Lo mismo que he dicho hasta ahora, sucedió con la Virgen María: Ella recibió la luz de Cristo de manos del arcángel Gabriel. Enseguida, con esa vela encendida, “María se puso de camino y fue aprisa a la montaña, a un pueblo de Judá; entró en casa de Zacarías y saludó a Isabel”. Y ésta se alegró grandemente; tanto que hasta la criatura que llevaba en su vientre saltó y también se alegró de oír la voz de María. A lo largo de su vida cuidó María su luz, se sirvió de ella para caminar y la transmitió a otras personas. Vemos cómo María acompañaba a Jesús y, cuando éste fue crucificado, estuvo al lado de sus discípulos, de la Iglesia para animarla, para decir a los cristianos, como en las bodas de Caná: “Haced lo que Él os diga”. Hace muchos años la Virgen transmitió la luz de Cristo a unos cuantos hombres y mujeres, que a su vez la fueron dando a otras personas hasta que alcanzó a todo el mundo. Hoy también hemos de hacer nosotros como la Virgen María entonces.

            -María fue fiel hija de Dios Padre y siempre llevó la luz de Dios con gratitud y con humildad.

-María fue fiel Madre del Dios Hijo y supo ser madre y a la vez no interferir en la misión de Jesús, sino animarle y secundarle. Jesús salió de su vientre, pero no era suyo. De esto han de aprender las madres, los padres, los curas, los maestros… Los demás son libres y tienen su propio camino.

-María fue fiel esposa de Dios Espíritu Santo y, dócil a sus indicaciones, es modelo para todos nosotros.

Pidamos la intercesión de María sobre nosotros para que nos ayude a ser un poco como ella fue y es, y llevemos la luz que Cristo puso en nuestra vela como ella la llevó durante su vida terrena.

AMEN

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